Perú: tras el autogolpe, caos

El 70% de los peruanos quiere elecciones este año, y no en 2024

Perú: tras el autogolpe, caos

El 70% de los peruanos quiere elecciones este año, y no en 2024

Ya pasó más de un mes desde que Dina Boluarte se convirtió en la primera presidente de Perú, luego del autogolpe frustrado de Pedro Castillo. Su primer mes de gobierno estuvo protagonizado por manifestaciones en el país y específicamente al sur, donde Castillo tiene más apoyo. Si bien estas protestas inicialmente pedían la liberación del expresidente, detenido por el delito de rebelión, luego se centraron en exigencias tales como el cierre del Congreso, la convocatoria a una Asamblea Constituyente y la renuncia de la nueva mandataria.

Con el paso de los días las protestas se radicalizaron y llevaron a la muerte de civiles. Esto se trasladó a la convocatoria a elecciones para abril del 2024, dos años antes de lo establecido. Además de los problemas de legitimidad en la opinión pública, a Boluarte la acompañan problemas internos para armar el gabinete. La situación es tan crítica que desde su asunción en diciembre de 2022 ya formó 2 gabinetes distintos.

El 4 de enero las protestas se reiniciaron sobre todo al sur del país y con enfrentamientos entre civiles y la policía. Las manifestaciones ya no exigen la liberación del ex presidente sino que solicitan la salida de Boluarte responsabilizándola de las muertes.

  • En la última semana, los conflictos escalaron a una magnitud tan importante que obligaron a buscar una solución institucional que incluye la salida de la mandataria, el cierre del Congreso y una convención constituyente. 

Sin embargo, esto fue desestimado por la presidente, quien pidió perdón y rechazó la posibilidad de convocar a una asamblea constituyente para este año. El 19 de enero se suscitó la concentración más grande hasta ahora, la llamada Gran Marcha sobre Lima o Toma de Lima donde manifestantes de distintos puntos del país se trasladaron a Lima exigiendo fundamentalmente la renuncia de la presidente. La manifestación dejó como resultado un muerto y muchos heridos.

El fin de semana del 28 de enero ocurrió una nueva jornada de protestas contra la presidente tanto en Lima como en otros puntos. Esto llevó a la mandataria a solicitar al Congreso peruano un nuevo adelantamiento de las elecciones, esta vez, para octubre de este año, decisión que el Poder Legislativo eventualmente podría llegar a aceptar. 

Es difícil saber si solamente adelantando las elecciones se solucionarán los conflictos. Sin embargo, después de tantos años de inestabilidad, con 6 renuncias en 5 años y con tantas elecciones en el medio, los conflictos de legitimidad presidencial no se disipan. 

La crisis de Perú lleva tantos capítulos como años, demostrando la poca capacidad de crear alianzas de gobierno para quienes ejercen el máximo cargo. Para las elecciones del año 2021 que dieron como ganador a Pedro Castillo, se presentaron 23 partidos políticos, dando cuenta de la fragmentación partidaria que existe en el país andino. De estos 23, 18 fueron los que presentaron candidatos a presidente. 

Debido a esto, después de la elección los candidatos logran muy poco porcentaje de votos y van a balotaje reuniendo apoyos muy dispares y de distintos sectores, a los que luego deben rendirle cuentas. Esto termina generando que en un tiempo más o menos corto el presidente se debilite debido a la cantidad de sectores e intereses diversos que debe atender.

El caso peruano se contrapone, por ejemplo, al caso brasileño. Mientras que en Brasil el nuevo presidente tiene la legitimidad de un gran sector y además una historia en el cargo, en Perú se alternan presidentes con o sin experiencia política, de distintas facciones ideológicas, de distintos sectores socioeconómicos y hasta de distinto género. Como manifestamos, desde 2018 se sucedieron 6 presidentes electos de distintas maneras pero ninguno pudo lograr la legitimidad necesaria para llegar al fin del mandato. 

Pero, ¿porque ninguno de ellos se pudo sostener en el cargo? ¿Es solamente una cuestión de diseño electoral, donde quien es electo debe lograr una coalición muy amplia?¿Es una cuestión de diseño institucional donde para el Congreso es muy simple correr al presidente de su cargo? ¿Ocurre algo similar con en el resto de Latinoamérica donde la diferencia entre los centros urbanos y el campesinado es cada vez más grande?

Hoy Perú se encuentra en un callejón sin salida. A la inestabilidad institucional que vienen sufriendo los presidentes también hay que agregarle la pésima percepción que la ciudadanía tiene sobre uno de los órganos claves de la democracia: el Congreso, uno de los actores en donde descansa la posibilidad de supervivencia de este y los próximos presidentes. Sin ir más lejos, adelantar las elecciones necesita la aprobación legislativa y el 70% de los peruanos quiere elecciones este año y no en 2024. 

  • Sin embargo, ¿el llamado a nuevas elecciones podrá estabilizar el país cuando la mayor demanda es un cambio sustancial? Si eventualmente el Congreso aceptara adelantar los comicios, ¿cuál será su rol para legitimar los resultados electorales? ¿Aceptará a quien sea votado presidente o rechazará su legitimidad como hicieron con Pedro Castillo? 

La incertidumbre es total y los antecedentes pésimos para determinar si Boluarte será capaz de llegar al final del mandato o se terminará yendo antes como es el caso de los 6 últimos presidentes.