Abrieron una línea de contención para familiares de represores condenados por delitos de lesa humanidad

La iniciativa busca asistir a personas que repudian y cuestionan el accionar de su familiar genocida, la idea es brindarles contención y acompañamiento.

Abrieron una línea de contención para familiares de represores condenados por delitos de lesa humanidad

Bajo la consigna “Ser familiar de un genocida no te hace cómplice”, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación (SDHN) abrió una línea de atención gratuita para familiares de miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad responsables de crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura cívico-militar. Fue habilitada para todas aquellas personas que repudian y cuestionan el accionar que tuvieron sus parientes durante el terrorismo de Estado, para que reciban contención y acompañamiento.

Surgió a partir de testimonios de nietos y nietas de genocidas, quienes son parte de la campaña contra el negacionismo que lleva adelante este organismo nacional. Estas personas  tuvieron la fuerza, la valentía de contar la difícil situación que vivieron después de que tomaron conocimiento sobre que sus abuelos eran genocidas y estaban siendo juzgados por delitos de lesa humanidad. Por todo esto, pretenden brindarles asesoría, acompañamiento psicológico y ayudarles con gestiones administrativas.

Un profundo testimonio

“Conocer la verdad me alejó de mis familiares, ellos mantienen una postura negacionista sobre la última dictadura cívico-militar”, aseguró María Corvalán, nieta del ex militar fallecido Benito Ángel Rubén Omaecheverría. Siguió relatando que lo sintió con “un proceso de mucho dolor, mucho sufrimiento, pero al fin y al cabo pude mantener la calma y recuperé gran parte de mi identidad”.

“Ser familiar de una persona que cometió delitos de lesa humanidad no te hace cómplice ni te obliga a callarte”, enfatizó María. Continuó alentando a todas aquellas personas que piensan así y se sienten mal: “Les digo que ojalá en algún momento puedan ponerse en pos de la verdad, elegir el camino de los Derechos Humanos, que es nada más ni nada menos que el camino de la vida”.

“Mi abuelo era el ex jefe del Comando Instituto Militares y durante la última dictadura militar tuvo un rol fundamental, a los 18 años me enteré que soy nieta de genocida debido a que mi mejor amiga me envía recortes de periódicos donde decía el nombre de mi abuelo acompañado de la palabra genocida”, relató María. Siguió recordando que “desde la primera vez que lo leí jamás lo dudé, jamás me di ese lugar al cuestionamiento de decir ¿será verdad?”.

Foto: Secretaria DD.HH

Discursos negacionistas

“Vengo de una familia muy negacionista, todos los 24 de marzo hablan sobre que no fueron 30 mil los desaparecidos, lo que pasó no fue para tanto, cuando yo escuchaba todos esos discursos negacionistas nunca compartí”, aseguró la joven. También dijo que esa situación para ella fue “como una cuestión de una dictadura interna, yo les decía, no comparto nada de lo que dicen, la verdad es que me estoy cansando, no me gusta; así lo sostuve durante todo un año”.

“Yo la miraba a mi mamá y le decía, sos una personas que no conocía, o sea, mi figura con respecto a ella cambió totalmente cuando conocí la verdad”, recordó María. Continuó expresando que “no quiero ser la nieta de un genocida, ni ser parte de ese silencio cómplice del que fueron parte ellos durante mucho tiempo”.

Su abuelo trabajaba en el lugar donde “llegaban todas las listas de las personas detenidas”, aseveró. Por lo cual hasta antes de morir “él sabía lo que pasó con cada uno de los detenidos y murió sin ser condenado, sin dar ningún tipo de prueba, tampoco demostró arrepentimiento, no brindó nada a la justicia”, agregó.

Fue por todo esto que finalmente “a los 19 años me fui de mi casa, porque me di cuenta que no es una cuestión de idea lo que me separó de mi familia, sino que era una cuestión de valores”, subrayó María. Por eso decidió tomar su posición, “me hago caso a mí misma, a los valores que tengo, no comparto con la muerte de ninguna forma, así sea mi propio núcleo familiar”, cerró.

El testimonio completo de María Corvalán y de muchas otras personas que forman parte del Colectivo “Historias Desobedientes: familiares de genocidas por la Memoria, la Verdad y la Justicia”, los pueden encontrar en el canal de YouTube de la Secretaría. Además, para asistir a personas que repudian y cuestionan el accionar de su familiar genocida, habilitó el teléfono 0800-122-5878 o el WhatsApp al 11 4091-7352.