Caputo ignoró el pedido del FMI y decidió otra baja de tasas

La decisión del ministro suma tensión con el organismo y puede complicar el paquete de 15 mil millones de dólares que busca el ministro.

Caputo ignoró el pedido del FMI y decidió otra baja de tasas

El ministro Toto Caputo decidió ignorar el pedido del FMI y dispuso una fuerte reducción de las tasas de interés. La tasa de referencia pasó del 80% al 70%, un significativo recorte de 10 puntos porcentuales con lo cual vuelve a quedar muy por detrás de la inflación, un tema que incomoda al organismo.  

Es el tercer recorte a los rendimientos en moneda local impulsado desde el cambio de Gobierno. La intención es licuar los pasivos del Banco Central, condición necesaria pero no suficiente para levantar las restricciones cambiarias y avanzar hacia algún tipo de dolarización. 

Tal como anticipó LPO, el mercado esperaba este nuevo recorte. "Es la única manera de desarmar el crecimiento de la base monetaria y los pasivos del Central" argumentó una fuente del sector financiero que agregó "hay un rediseño de la política monetaria, de la transmisión monetaria y de la función de los bancos en la que Milei se corta solo y se aparta claramente del programa del FMI". 

En el mismo sentido, otra de las fuentes consultadas indicó que se trata de una medida en total contradicción, no solo con el FMI, si no con las recomendaciones económicas internacionales. "Tanto la Reserva Federal como el Banco Central Europeo decidieron dejar las tasas quietas a pesar de estar frente a niveles de inflación que los preocupa seriamente", agregó la fuente consultada. 

El FMI bloqueó otra baja de tasas y complica la licuación de los pasivos del Banco Central

La decisión se tomó pese a que este miércoles un respetado integrante de los equipos técnicos del presidente del Banco Central, Santiago Bausili, recibió un llamado en el que le advirtieron que si avanzaban con una nueva reducción de las tasas el FMI esto podría complicar los desembolsos de fondos frescos que está pidiendo Caputo.

Hay un rediseño de la política monetaria, de la transmisión monetaria y de la función de los bancos en la que Milei se corta solo y se aparta claramente del programa del FMI.

La receta del FMI es conocida: devaluación y luego algún tipo de régimen de flotación, comunicado claramente. Tal como contó LPO, el organismo acaba de concederle una ayuda excepcional a Egipto por USD 5.000 millones a cambio de devaluar, levantar el cepo y subir las tasas de interés. Esto dista mucho de la hoja de ruta de Caputo y Milei que al momento se sostiene con tasas negativas y restricciones cambiarias. 

Otra de las medidas que generó ruido en las entidades bancarias es la novedosa obligatoriedad de congelar vía encajes el 10% del saldo en cuentas a la vista que hasta ahora eran completamente remuneradas en fondos comunes de inversión de money market. Los encajes por este concepto pasan de 0% a 10%.

"Con la decisión de aumentar los encajes, Milei esta diseñando una política monetaria anómala y reconfigurando el rol de los bancos. Con el 10% de encajes para dépositos a la vista el Presidente deja claro que no le gusta que se remuneren los depósitos", afirmó a LPO un directivo de uno de los bancos comerciales mas conocidos.

Los bancos entienden que esta nueva medida sobre los encajes hace juego con la licuación de pasivos y forma parte del  sistema de banca Simons anticorridas bancarias que pretende implementar Milei. La herramienta es un complemento de la dolarización y cierre del Banco Central. 

El economista de Chicago, Henry Simons, proponía hace casi un siglo desdoblar el sistema bancario. Por un lado, los depósitos tendrían un encaje forzoso del 100 por ciento, de manera tal que no podían ser represtados por los bancos. La ventaja de ello es que no hay posibilidad de corrida, ya que la plata que uno deposita queda íntegramente resguardada en el Banco Central. La desventaja es que, al no prestarse, los depósitos no generan ganancia. Más bien, generan pérdida ya que hay que abonar por la seguridad que brinda el banco custodiando nuestros ahorros. Ese sistema ya existe hoy en día y se llama caja de seguridad, práctica que se extendería al total de los depósitos.

Para que no desaparezca el crédito, Simons proponía que quien quiera una remuneración por sus ahorros, debía arriesgarlos directamente mediante el fondeo de proyectos de inversión. Es decir, en vez de poner la plata en un plazo fijo, que ya no existiría y que el banco sea el encargado de prestarlo, los ahorristas deberían ser directamente los prestamistas. El principal inconveniente de la banca Simons es que traslada el riesgo inversor desde los bancos hacia los propios ahorristas.