"Cuando mi ginecóloga me dijo que tenía cáncer de mama pensé que se había confundido. Me sentía sana y ella me decía que no, que estaba enferma"

Un pequeño gesto como calentarse las manos debajo de las axilas le hizo notar un pequeño bulto en el pecho izquierdo, que acabó siendo un agresivo cáncer de mama. Tenía 38 años y ese inocente gesto le salvó su vida.

"Cuando mi ginecóloga me dijo que tenía cáncer de mama pensé que se había confundido. Me sentía sana y ella me decía que no, que estaba enferma"
Un pequeño gesto como calentarse las manos debajo de las axilas le hizo notar un pequeño bulto en el pecho izquierdo, que acabó siendo un agresivo cáncer de mama. Tenía 38 años y ese inocente gesto le salvó su vida.