Dos noticias, dos modelos
Fortalecer los BRICS es crear un contrapeso para la hegemonía de las potencias occidentales.
En la semana se sucedieron dos hechos relevantes para el país, con distintos interlocutores y alcances, pero que están estrechamente vinculados entre sí.
Una de las noticias se conoció el pasado jueves, cuando los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) aprobaron el ingreso desde el 1º de enero de 2024 de Argentina y de otros cinco países (Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán), una decisión con un profundo contenido económico y político. Un día antes, la otra noticia: el Directorio del FMI aprobó el desembolso de U$S 7.500 millones, un gran refuerzo para las Reservas Internacionales, tras los pagos que se habían realizado durante los meses previos.
Los dos sucesos marcan un contrapunto ilustrativo: ante la existencia de un ancla que restringe la soberanía nacional, como es el vínculo con el FMI producto de la deuda que dejó la gestión de Mauricio Macri, el ingreso a los BRICS permite transitar por un camino de mayor integración y trabajo conjunto con naciones con las cuales tenemos fuertes vínculos comerciales y financieros.
Con el fortalecimiento de los BRICS se abre la posibilidad de construir un contrapeso para la hegemonía que ostentan las grandes potencias occidentales. Es un hecho geopolítico de suma trascendencia. Desde el punto de vista de nuestro país, el reforzamiento de la relación con países “en desarrollo” nos puede permitir, entre otras posibilidades, apuntar a salir del verdadero “cepo”, que es el Fondo Monetario Internacional, que comulga con las políticas a las que nos llevó el anterior gobierno y son las mismas que implementarían, con mayor profundidad, cualquiera de las dos alternativas opositoras que disputan el futuro gobierno.
Argentina intentó entrar a los BRICS durante mucho tiempo y su ingreso no debiera generar reparos ni rechazos, salvo para aquellos sectores que están plenamente consustanciados con las ideas neoliberales y favorables a la actual hegemonía mundial, y ponen el foco en propuestas promotoras de la liberalización, la desregulación, y contrarias al desarrollo económico y social de los países.
No es casual que Javier Milei sostuviera en el Consejo de las Américas que “nuestro alineamiento de geopolítica es Estados Unidos e Israel. Nosotros no nos vamos a alinear con comunistas”. Habría que recordarle que el mayor comprador de soja norteamericana es China, que también es el principal país tenedor de títulos del Tesoro de Estados Unidos. En tanto, la candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, señaló: “Argentina bajo nuestro gobierno no va a estar en BRICS”.
Resulta relevante señalar que la participación en estos ámbitos comunes no significa tener coincidencias en todos los temas ni compartir las políticas internas que aplica cada país, pero sirve para potenciar los intereses de cada uno de ellos.
Por su parte, el presidente de Brasil, Luiz Inácio «Lula» da Silva, se mostró “profundamente impresionado con la madurez de los BRICS”, cuya “relevancia está confirmada” y señaló que la “diversidad (del bloque) fortalece la lucha por un nuevo orden, que se adapte a la pluralidad económica, geográfica y política del siglo XXI”. Sostuvo que “la presencia en este encuentro de los BRICS de decenas de líderes de otros países del Sur Global muestra que el mundo es más complejo que la mentalidad de la Guerra Fría que algunos quieren restaurar”.
Unas 40 naciones han pedido la adhesión o mostraron su deseo de incorporarse al bloque creado en 2009, que representa, respecto a los totales mundiales, un 18% del comercio, casi un cuarto del PIB, un 30% del territorio y un 42% de la población. Un grupo de gran magnitud, representatividad y dinamismo. Los nuevos países que se incorporan sumarán a los BRICS cerca del 5% del PIB mundial y similar porcentaje en la población del planeta.
El ingreso a los BRICS es un hecho trascendente para la Argentina. Según menciona Télam (24.08.23), India es un mercado estratégico para las exportaciones nacionales como el aceite de soja y el maíz. Por su parte, China es un destino clave para las carnes de nuestro país (más de la mitad se dirige a ese mercado), y para el poroto de soja. Brasil es el principal comprador del trigo y la cebada argentina, y un gran demandante de maíz. Tres de los cinco primeros socios comerciales argentinos son mercados BRICS (Brasil, China e India).
Participar de los BRICS trae consigo beneficios importantes ya que Argentina pasa a ser miembro del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), que actualmente cuenta con una capacidad prestable de US$ 50.000 millones, que se ampliaría a US$ 100.000 millones en breve, y que ya posee en ejecución 96 proyectos por U$S 32.800 millones.
Durante su disertación en el Consejo de las Américas, Sergio Massa indicó que en el mes de julio “el FMI dejó de ser el prestamista de última instancia” y Argentina “tuvo que resolver los vencimientos frente al Fondo recurriendo a operaciones bilaterales con China, en la apertura del segundo swap; con Qatar, que es la primera operación de crédito bilateral que realiza el país; y con el BID, en una operación que también demostró cuál es la diferencia entre los organismos multilaterales con capacidad de resolución y cuáles se transformaron simplemente en marcas con un enorme peso burocrático sin capacidad de resolución de las necesidades de los países en vías de desarrollo”.
Finalmente, el Directorio del FMI aprobó, por unanimidad, el desembolso de U$S 7.500 millones, el cual permite reducir la incertidumbre y seguir construyendo el puente financiero para empezar a superar los daños de la sequía.
En el comunicado del FMI se afirma que “los principales objetivos del programa no se alcanzaron, como consecuencia de la sequía sin precedentes y desviaciones de las políticas”. Esta frase permite encontrar virtudes y fortalezas del posicionamiento del país ante el Fondo, ya que si no se cumplió con determinados compromisos por las “desviaciones de las políticas” es porque se trató de atender los intereses de la sociedad, en especial de los más débiles.
Tampoco es menor el hecho de que se pueda atravesar el proceso electoral sin estar negociando con el Fondo, dado que se aprobaron dos revisiones conjuntamente. También se podrá contar con mayor poder de fuego para llevar a cabo operaciones en el mercado de cambios.
En definitiva, se está consiguiendo un puente para el próximo año, cuando el impacto de la sequía se revertirá y permitirá disponer de un mayor caudal de recursos fiscales y de divisas. En el mismo sentido, el ministro Massa anunció la licitación para la reversión del Gasoducto Norte, obra que reducirá significativamente el costo del gas importado desde Bolivia.
Deseo cerrar con una frase de Wado de Pedro en el encuentro nacional del Frente Renovador: “Estamos en pos de construir un proyecto de largo plazo, ese sueño de una Argentina, como decía Néstor Kirchner, que pueda crecer, que se pueda desarrollar, que pueda ir resolviendo cada uno de sus escollos por lo menos por 20 años, porque es la forma de consolidar un proyecto de desarrollo de un país”. Una forma de ratificar que el camino es “por acá”. «