Falta de personal, edificios inseguros y riesgo en la alimentación: el flagelo que sufren los Centros para niños de CABA

Además, los lugares carecen de un plan de evacuación, pésimas condiciones edilicias, carencia de agua caliente y falta de acceso para personas con discapacidad

Falta de personal, edificios inseguros y riesgo en la alimentación: el flagelo que sufren los Centros para niños de CABA

La auditoría de la Ciudad de Buenos Aires, relevó el funcionamiento de las Casas de los Niños, Niñas y Adolescentes ubicados en los barrios de La Boca, Barracas, Nueva Pompeya y Lugano. De acuerdo a la información oficial, estos son “espacios de encuentro pensados para el desarrollo de proyectos que fomenten el arte y la ciencia”. Estos centros están a cargo del gobierno porteño, más precisamente del ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat que conduce la ministra María Migliore. Entre decenas de irregularidades encontradas, la auditoría porteña hizo hincapié en la falta de personal, pésimas condiciones edilicias y la ausencia de un plan de evacuación; sumado a un sinnúmero de anomalías en el suministro de alimentos como: incumplimiento en los controles de temperaturas de los productos alimenticios, “prácticas inadecuadas en la manipulación de viandas calientes”, y la falta de documentación de los alimentos, entre otras situaciones.

En el relevamiento difundido por la auditoría, se destacan la carencia de recursos humanos durante el año 2021. El organismo de control observó “una falta de educadores sociales” en los Centros de Barracas, Barrio Illia en Nueva Pompeya y Villa Lugano. Y destacaron que no hay suficiente personal en la cocina de los centros de La Boca y Villa Lugano para preparar el almuerzo y la merienda. En el mismo sentido, aseguran que, en la Casa de Barracas se necesitan más educadores “para cubrir la demanda de niños y adolescentes en lista de espera”. Mientras que en el espacio de Nueva Pompeya, cuentan con dos educadores menos porque desde mayo de 2021 uno de ellos se tomó licencia y en marzo de 2022 otro renunció. En ese centro se registró que había un total de 29 jóvenes esperando vacante: “10 adolescentes en el turno mañana y 19 en turno tarde”.

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Respecto al Centro de La Boca, en abril de 2021 renunció un educador y no designaron a otro en su lugar y tampoco cuentan con personal de cocina. Tal es así que las tareas de servir el desayuno, almuerzo, y merienda las realizaban las coordinadoras y educadores que abandonaban sus puestos de trabajo para poder realizar dichas acciones. En este espacio, había una carencia de vacantes de casi veinte chicos: cinco personas en lista de espera en el turno mañana y 14 en el turno tarde.

La situación del centro de Lugano va en el mismo sentido. En 2021 renunciaron dos educadores que no fueron reemplazados. La auditoría constató la necesidad de incorporar una cocinera y de reemplazar a ambos educadores que renunciaron, dado que debieron cerrar la admisión de nuevos ingresos al turno tarde.

El organismo de control destacó que estos espacios fueron creados como un “programa”, pero que en cuestiones presupuestarias no es considerado como tal. Por esta razón, considera que, dada la relevancia del impacto del trabajo en barrios de vulneración social, requiere de una partida de dinero independiente en el presupuesto anual. El objetivo de las Casas es, fundamentalmente, abordar una propuesta educativa con perspectiva en formación ciudadana, que promueva la cultura y favorezca la inserción laboral de los jóvenes.

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Respecto al servicio alimentario, la auditoría indicó que la empresa a cargo, Servicios Integrales de Alimentación (SIAL S.A.), no presentó los remitos de entrega de alimentos en ninguno de los centros como tampoco el libro de Observaciones. También detectó varios incumplimientos respecto a reglas sanitarias de la alimentación: incumplimiento en los controles de temperaturas de alimentos en la Casa de La Boca. No se respetaron los grados de refrigeración indicados en la Casa de Barracas y La Boca, y hallaron “prácticas inadecuadas en la manipulación de viandas calientes” también en la Casa de La Boca. De las dos personas que encontraron a cargo de la cocina en la Casa de Barracas, sólo una de ellas contaba con el certificado del curso de manipulación de alimentos, otorgado por la Agencia Gubernamental de Control, aunque destacaron que el documento estaba vencido. En la Casa del Barrio Illía, ambas personas a cargo de la cocina, también poseían el curso de manipulador de alimentos vencido.

Otra de las observaciones hechas por el organismo es que “durante el período auditado no hubo controles alimentarios realizados por la Unidad Nutrición y Control del Servicio Alimentario”, a cargo de la Dirección General de políticas Alimentarias de la Subsecretaria de Fortalecimiento personal, Familiar y Comunitario de este Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat.

Edificios inseguros: los chicos transitan por estructuras poco seguras

Las pésimas condiciones en la infraestructura de las casas, fue uno de los puntos fuertes del relevamiento realizado por la auditoría porteña. En el centro de Barracas, tres de las cuatro aulas perdieron la ventilación natural y el sistema de calefacción por estufas de tiro balanceado. «Las obras aledañas tapearon las ventanas y las ventilaciones de las estufas. Estas aulas solo ventilan a través de otro local (el SUM) sin tener la correcta renovación de aire», describe el informe. Las “puertas metálicas y rejas” estaban oxidadas, con “problemas de humedad, falta de cerámicos y mochilas de agua con pérdida en los baños, cielorraso con sectores caídos, aulas con cerámicos deteriorados, humedad en el techo y la pileta del baño con problemas de desagüe”.

En el Centro de La Boca, la cocina con horno estaba sin funcionar, había anafes faltantes y tampoco encendía el aire acondicionado. En el espacio del Barrio Illia se encontraron en las aulas “ventanas con aperturas realizadas en forma casera, sostenidas por un palo”. El mayor problema en la Casa de Villa Lugano fue la humedad. Durante el año auditado hubo períodos en que una de las dos aulas “no pudo usarse por el agua que caía en ella”.  Además, la puerta principal de acceso está deteriorada por el óxido al igual que la del SUM, la salida de emergencia del sector aulas y en los marcos de los baños.

La Casa de La Boca es la única de las visitadas cuyo baño contempla el acceso para personas con discapacidad. En referencia a las escaleras, se observó que en la Casa de Barracas “le falta una de las barandas, no tiene antideslizante y las narices metálicas en varios escalones están salidas”. En el centro de La Boca se verificó que la escalera de acceso no posee antideslizante.

En los Centros de Barracas y Villa Lugano no hay agua caliente porque no funcionan los equipos correspondientes. En el informe se detalla también que encontraron “luminarias que no cumplían con las protecciones reglamentarias e instalación eléctrica deficiente” en la Casa de Niños y Niñas de Barracas y en el Barrio Illia. La misma situación se presentó en la de La Boca, donde se encontraron “cables sueltos, caños eléctricos caídos y tomas con rasgos de cortocircuitos”. Sólo en el centro de La Boca hallaron “un plan de evacuación vencido del 2012” y en el Centro del Barrio Illia “una fotocopia de croquis de evacuación sin firma ni validez”.