Invertir con la Biblia en la mano: prohibidos los preservativos, adelante las empresas de armas individuales

Fondos como Altum aspiran a compatibilizar la búsqueda de rentabilidad con el cumplimiento de la doctrina católica

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Corría 2014 cuando Borja Barragán experimentó una especie de epifanía. Este inversor madrileño acumulaba una sólida carrera profesional en firmas de renombre en el sector financiero (Goldman Sachs, Royal Bank of Scotland y Merrill Lynch) cuando decidió hacer un Máster en Pastoral Familiar en el Instituto Pontificio Juan Pablo II Para las Ciencias del Matrimonio y la Familia. Allí coincidió con religiosos de diferentes órdenes encargados de gestionar el dinero de sus congregaciones. “Al ver sus carteras vi dos cosas que me enfadaron. Por un lado, las altas comisiones que les cobraban, en muchos casos fuera de mercado. Por otro, había una falta de coherencia total entre los activos en los que invertían y la fe que profesaban”, recuerda.

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