Jorge se diferenció de Bullrich y no mandó a reprimir a los caceroleros

Decenas de miles de miles de manifestantes llegaron por las principales avenidas porteñas hasta las puertas del parlamento sin que la Policía de la Ciudad se los impidiera.

Jorge se diferenció de Bullrich y no mandó a reprimir a los caceroleros

Jorge Macri se diferenció de Patricia Bullrich y no mandó a reprimir a los caceroleros. Tras la tensión por la marcha paquetera del miércoles, el jefe de Gobierno permitió los cortes de calles y una nutrida manifestación frente al Congreso.

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Decenas de miles de miles de manifestantes llegaron por las principales avenidas porteñas hasta las puertas del parlamento sin que la Policía de la Ciudad se los impidiera. En el Congreso hubo un sólo agente federal contempló durante horas como los caceroleros se colgaban de la reja perimetral. Algunos, incluso, la traspasaron y luego regresaron del lado de la plaza.

El miércoles por la tarde el excesivo despliegue que ordenó Bullrich produjo situaciones desopilantes. El Partido Obrero llevó dos columnas a Plaza de Mayo: una, la integrada por movimientos sociales, permaneció sobre Diagonal Sur y la otra sobre Diagonal Norte.

En Diagonal sur la policía terminó cortando una de las manos. Cuando irrumpieron las fuerzas federales y quisieron tomar el comando del operativo, hubo empujones con las fuerzas porteñas ante la mirada de los manifestantes.

"La relación entre Patricia, Waldo y Kravetz está rota", confiaron fuentes porteñas a LPO. Como publicó este sitio, las decisiones de la ministra generaron bronca de sus pares capitalinos y pusieron en riesgo la estrategia de Jorge Macri.

El jefe de gobierno pretende ir un paso por detrás de Bullrich: considera que su protocolo está al filo de la ley. Por eso, por la noche, liberó las calles porteñas. Los manifestantes que marcharon por la Avenida Corrientes hacia el Congreso no generaron disturbios e incluso recibieron saludos desde los restaurantes que permanecían abiertos tras la cadena nacional. Hasta se vieron automovilistas que circularon por la bicisenda, que permaneció liberada.

Cerca de Jorge aclararon que la situación del miércoles por la noche fue excepcional. Dijeron que no hubo interrupciones prolongadas del tránsito ni situaciones que ameritaran la intervención de la policía.

"El concepto es que nadie puede avanzar con sus derechos por arriba de los derechos de los otros, como sociedad tenemos que recuperar el concepto del respeto al otro y cuando no se respeta el Estado tiene que hacerlo respetar", dijo Jorge en declaraciones a Radio La Red. 

El público que nutrió las columnas fue mayoritariamente joven, de clase media e ideologizado. Los manifestantes marcharon sin banderas políticas y en el Congreso se vieron los clásicos carteles pintados con fibrón que denotaron la inorganicidad de la protesta.

Hubo cantos en contra del protocolo de Bullrich, también contra Mauricio Macri y, sobre todo, contra Javier Milei y su megapaquete de medidas para desregular el estado.

Los barrios con mayor concentración de gente fueron los del centro porteño, zonas en dónde el PRO suele tener sus peores números y que en general se vuelcan por el radicalismo, el peronismo y la izquierda.

En el Congreso hubo alta rotación y la Avenida Callao se convirtió en un desfile de gente que entraba, permanecía algunos minutos y luego se retiraba.