La historia del rey y el molinero, para ejemplificar sobre la independencia judicial

El diputado Pablo Tonelli concluyó su intervención durante la tercera jornada del juicio político a la Corte rechazando que pueda juzgarse a los magistrados por sus sentencias.

La historia del rey y el molinero, para ejemplificar sobre la independencia judicial

El eje del discurso del diputado del Pro Pablo Tonelli en la Comisión de Juicio Político pasó por el rechazo a juzgar a los integrantes del Tribunal Superior por el contenido de sus fallos.

“No se puede juzgar a los jueces por el contenido de las sentencias -remarcó-. Si tuviéramos la atribución de hacerlo, se acaba la independencia judicial. Los jueces ya no podrían tener la libertad de decidir las causas según su leal interpretación de la ley y la Constitución, sino que estarían pensando o calculando cuál es el criterio del gobernante o el poderoso de turno para adecuarse a ese criterio y se acaba la independencia judicial”.

En otro pasaje, el especialista en cuestiones judiciales aclaró que la independencia judicial beneficia a los más débiles, y concluyó contando una historia que le servía como ejemplo ideal: la del rey Federico de Prusia y el molinero.

“A mediados del siglo XVIII, reinaba Federico, que solía pasar mucho tiempo en las afueras de Berlín -comenzó-. Y lo único que alteraba su tranquilidad era un molino cercano que en el momento de la molienda hacía mucho ruido. Entonces Federico lo mandó llamar al molinero, le dijo que le compraba el molino, pero el molinero le dijo que no. Que ese molino él lo había heredado de su padre, y su padre de su abuelo, y su abuelo de su bisabuelo, y no estaba en venta”.

Ante esto, el rey le dijo: “Pero yo soy el rey, soy poderoso, puedo en encontrar el modo de obligarte a venderme el molino”… Y el molinero siguió diciendo que no. “El rey entonces le dijo: ‘¿Pero no tenés miedo de mi poder? Y el molinero le dijo que no, ‘porque en Berlín hay jueces’”. “Claro, jueces independientes, jueces que iban a fallar de acuerdo con la ley, la Constitución, sin temor a la reacción del poderoso”, concluyó Tonelli, que agregó que “Federico entendió el valor que tenía esta convicción del molinero y lo dejó tranquilo y se olvidó del molino… Porque para eso está la independencia de la justicia: para proteger a los humildes, a los ciudadanos de a pie, para evitar las arbitrariedades”.