La segunda vida de un aristócrata del textil catalán

Nextil, nacida como Dogi en los años cincuenta y que entró en concurso en 2009, se orienta hacia el sector del lujo para salir de pérdidas

La segunda vida de un aristócrata del textil catalán

Nextil, nacida como Dogi en la década de los cincuenta de la mano de la familia Domènech, llegó a ser uno de los grandes nombres de la industria textil de este país. El grupo salió a Bolsa en 1998 y creció a golpe de talonario en el mercado internacional mediante compras de factorías en México, Estados Unidos, Filipinas, China, Alemania, Sri Lanka y Tailandia. En la década de los dos mil, Dogi iba a por todas con una facturación de 200 millones de euros, hasta que la realidad se cruzó en su camino. Las compras le pasaron una alta factura. En 2009 se vio obligada a presentar concurso de acreedores y a dejar de cotizar, con unas pérdidas de más de 50 millones de euros.

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