Los dos domingos seguidos de Camila Argüelles: de fiscal de mesa a deportista en los Panamericanos

Nacida hace 33 años en Francia de una madre exiliada en 1981, Argüelles fue autoridad de mesa hace una semana. Feminista y militante peronista, hoy en Santiago de Chile debutará en sus terceros Juegos.

Los dos domingos seguidos de Camila Argüelles: de fiscal de mesa a deportista en los Panamericanos

Camila Argüelles confiesa que se siente extraña en un deporte individual. «Yo siempre me pregunté por qué me decidí por el tenis de mesa, si mi personalidad corresponde a un deporte en equipo», dice. La respuesta la dio hace algunos años el escritor David Foster Wallace: el tenis atrae a melancólicos y perfeccionistas.

Argüelles nació en Francia, país en el que siempre vivió. Hace diez años eligió representar a la Argentina –donde nacieron sus padres– en tenis de mesa. Lo decidió no sólo porque a su español no se le patina ninguna erre –tiene una tonada argentina que sorprende–, sino también porque se siente «una inmigrante más» en su país de origen.

Su mamá Laura, presa durante la última dictadura, se exilió en 1981 a Francia. Su papá Carlos, quien se había mudado a Inglaterra en 1971 con el sueño de competir en la Fórmula 1, se mudó a París en 1982 después de condenar en los medios la Guerra de Malvinas. El gobierno británico le bloqueó su cuenta bancaria y Carlos decidió irse. En Francia conoció a Laura y hace 33 años nació Camila.

Argüelles –que se recibió en 2017 de doctora en Biología Molecular pero no ejerce– disputará a partir de hoy sus terceros Juegos Panamericanos, en Santiago de Chile, tras Toronto 2015 y Lima 2019. Su competición será hasta el 5 de noviembre y competirá en singles, doble y doble mixto, categoría en la que buscará la clasificación a los Juegos Olímpicos París 2024.

–¿El deporte de alto rendimiento genera disfrute?

–Es difícil el disfrute en tenis de mesa porque es un deporte en el que, si no estás bien preparado, podés hundirte y no sabés por dónde escapar. Más allá de ganar o perder, no logro siempre disfrutar. Hay muchas combinaciones de emociones, es difícil de explicar. Es sufrido, peleado, pero cuando lo resolvés es satisfactorio. Quizá disfruto más el después.

–Con los años, ¿la ansiedad y los nervios son los mismos?

–La ansiedad que genera la espera es la misma. Después, las experiencias y los contextos son diferentes. Esos son mis terceros Juegos Panamericanos. En 2015, hacía 20 años que las mujeres argentinas no clasificaban a los Panamericanos. Había mucha emoción en la previa. A Lima llegamos con expectativa pero también con bronca porque el Enard no nos había apoyado en la preparación. Entonces queríamos demostrar que podíamos y eso nos jugó en contra. No nos habían dado la chance, no habían reconocido nuestra evolución y queríamos revertir la situación. Este año sí tuvimos apoyo y llegamos muy bien preparadas.

–Creciste en una casa politizada, ¿cuál es tu relación con la política?

–Me involucro. En Francia, celebrar las elecciones es un momento muy importante para nosotros. Lo mismo ocurre en ciertas fechas, como el 24 de marzo. Muchas veces pienso que mi mamá nunca pudo expresar su opinión de forma oficial y libre hasta los 27 años. La primera vez que voté en elecciones argentinas fue en 2015. En las últimas elecciones generales, este domingo, fiscalicé.

–En 2019 fundaste Deportistas Argentinas con la idea de «nuclear deportistas a favor del aborto legal, de estar juntas y de poder hablar de las cosas que nos pasan». ¿Qué encontraste?

-Fue un espacio de contención. Estaba sola en Francia y necesitaba saber si había gente que pensaba como yo y que, además, viniera del ámbito deportivo. Fue muy interesante escuchar las experiencias de cada una. Cuando teníamos las reuniones, nos dábamos cuenta de que a las deportistas mujeres nos pasaba siempre lo mismo sin importar el deporte.

-Hace un tiempo dijiste que «hay que cambiar un poco la idea del deportista con imagen pura, que sólo piensa en entrenar para ganar y no opina de nada». ¿Cuesta que los deportistas se involucren?

–Para lograr algo más equitativo, necesitamos de todos. Por ejemplo, no siempre nos sentimos acompañadas por los colegas hombres. No se dan cuenta de la suerte que tienen y de las injusticias que nosotras vivimos. No se ponen en nuestro lugar.

–¿Qué te atrae de un deporte individual? ¿No es solitario por momentos?

–Siempre me sentí extraña. Siempre me costó mucho que, en los deportes individuales, los egos son más grandes. Pero soy muy perfeccionista y ahí creo que me divierto. Después, me siento mucho más cómoda jugando dobles que jugando sola porque una puede apoyarse en un compañero. Yo me siento más cómoda haciendo algo con alguien o para alguien que si lo tengo que hacer para mí.

–Tu tonada argentina no es de alguien que nació y vivió toda su vida en Francia. ¿Cómo lo explicás?

–Crecí con la cultura argentina: con la comida, con la música. Y sobre todo crecí con el amor por el país. A pesar de haber nacido en Francia, hay cosas que en Europa me cuestan porque yo también me siento una inmigrante más. Muchas veces tengo esa melancolía del tiempo pasado del inmigrante.

–¿Qué te atrae de la Argentina a la distancia?

–Algo que admiro de la Argentina es el valor de la amistad. A mí siempre me costó tener relaciones duraderas donde la gente acepte que uno puede tener caminos diferentes al otro y, a pesar de eso, seguir admirándolo. Cuando digo que soy deportista de alto rendimiento la reacción es diferente en Argentina y Francia. En Argentina me dicen «qué lindo, viajás un montón». En Francia me preguntan si tengo plata y cómo vivo.

–La historia de tus papás la definiste alguna vez como «un canto a la vida».

–Admiro la alegría de vivir y las ganas de compartir que tienen. Son muy generosos. Los dos perdieron todo, se fueron de su país y llegaron a Francia sin nada. Admiro la fuerza que tuvieron para reconstruirse a pesar de las cosas que les pasaron. «