Miedo a ESA libertad

Columna de opinión.

Miedo a ESA libertad

Miedo

Volver a sentir miedo, ese mismo que percibí de la mano de mi mamá (que me apretaba) cuando en 1976/77 pasábamos caminando al lado de un falcon verde con cuatro hombres ostentando poder, con fusiles en sus manos y sed de depredadores. 

La insoportable sensación de sentir que yo viví los primeros efectos de las botas apenas iniciaba la secundaria, y los pibes en estos días pueden llegar a vivir consecuencias similares por efecto de los votos.

Mas allá de formas de pensar o de estilos, hay límites. Y creo, estamos frente a su más difícil e incierto desafío como sociedad. Aquí hay un personaje agresivo, autoritario y mesiánico, todo el tiempo al borde. No puede ser autoridad el escupitajo, esa rabiosa manera de vivir.

Educación pública

No podemos permitir que se lleven puesta la escuela pública argentina. No hay dudas que debemos reconstruirla, y mejorarla. Mucho. Pero es igual que el desafío por la calidad: no puede lograrse si no es con todos/as adentro de la escuela. Misma ecuación: no puede mejorarse la educación pública si se la destruye. El costo será tan centenario como su prestigiosa tradición.

La educación pública argentina es patrimonio de toda nuestra sociedad, no le pertenece a ningún sector o partido político. Eso si! Cuando la quieren herir de muerte debemos salir en su defensa peronistas, radicales, socialistas, del PRO y tantos otros/as para cuidar el legado de la escuela pública como ese lugar único e inigualable para construir ( y reconstruir) ciudadanía democrática.

La educación pública argentina es en gran parte nuestro DNI común, que nos sostiene y reafirma dándonos unión en la diversidad.

Rifa más que Voucher

El problema no es entrar en el tecnicismo de los voucher. De hecho nadie de quienes lo proponen lo ha explicado con mediana precisión. Lo crucial, y eso sí lo han manifestado, es la intención de liquidar la educación como asunto de Estado. Liquidar el Estado Educador, dejarlo al mínimo casi mortal e inmóvil.

Y que sea el mercado quien regule educación del mismo modo que lo hace con la venta de un televisor.

Financiar la demanda, que las escuelas compitan y que el conocimiento sea mera mercancía, al que se accede por las reglas de la oferta y la demanda.

Gerentes en vez de directores de escuelas, aplicadores de múltiple choice en vez de docentes, respondedores seriales de exámenes estandarizados en lugar de estudiantes. Darwinismo social al palo, para que triunfe el mas fuerte y sálvense quien pueda.

No es posible una educación pública de calidad sin Estado. Ese paraíso escandinavo al que cada dos por tres refieren los medios y cualquier improvisado existe y es eficaz, en su contexto y por robustas, persistentes y crecientes políticas de Estado. Que no se reducen a la debilidad de políticas de gobierno de democracia cortoplacista.

No se trata de un voucher sino de una rifa y de la mismísima educación pública.

Negación como deshumanización

Quien niega como manera de ser no puede ser garante de la vida en común

Negar el holocausto y banalizarlo

Negar la dictadura e incluso reivindicarla

Negar la pandemia y el efecto reparador de la vacuna

Negar el cambio climático y la depredación ambiental

Negar derechos y al propio Estado

Es la confirmación del egoísmo mas cruel que solo puede sostenerse con la religión del mercado, fundamentalistas de un narcisismo desquiciado

Hace mucho no sentíamos este temor.

Estamos a tiempo.

Se trata de un acto de defensa propia y de los demás, en una sociedad tan injusta y desigual la libertad individual es una abstracción. No existe libertad si no es de la mano de la solidaridad

No es lo mismo estar advertidos de nuestros límites, que ser unos limitados.

Gabriel Brener es Especialista en gestión y conducción del sistema educativo. Docente y asesor en educación. UBA / UnaHur Universidad Nacional de Hurlingham / ISP J.VG y UNRN Universidad Nacional de Rio Negro.