Mondino activa un plan de reducción de daños con el Vaticano y con Beijing

Los gestos que más molestaron en la Santa Sede en lo que va de la gestión. Los enigmas sobre el viaje presidencial y el encuentro con el Papa. La reunión con el embajador chino, Wang Wei.

Mondino activa un plan de reducción de daños con el Vaticano y con Beijing

Desde que asumió la conducción de la Cancillería, la economista Diana Mondino tiene un espejo histórico donde se mira en silencio. No se compara con su antecesora, Susana Malcorra, que fue jefa de la diplomacia en la primera etapa del gobierno de Mauricio Macri, tampoco con Luis María Drago, que reportó a Julio Argentino Roca en su segunda presidencia.

Mondino se compara con Domingo Cavallo, que acompañó a Carlos Menem en dos cargos: primero al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores entre 1989 y 1991 y luego en el Palacio de Hacienda para instaurar la convertibilidad del peso. Estuvo cinco años y medio en ese rol. La semejanza que construye la ministra incluye la posibilidad de que Economía sea su próximo destino, aunque el estreno del primer cargo la obligó a desarrollar un plan de reducción de daños con el Vaticano y con China, dos frentes que todavía no logra controlar.

Mondino cumplió este miércoles su primer mes de gestión y aún no puede ordenar el vínculo con la Santa Sede. Este viernes recibió en su despacho al nuncio apostólico Miroslaw Adamczyk para entregarle la carta de invitación que esta semana firmó el presidente Javier Milei y redactó su hermana Karina, secretaria General de la Presidencia. Ambos oficializaron la misiva por X y la difundieron a los medios antes de que llegue a manos del papa Jorge Mario Bergoglio, el único destinatario.

La escena de la carta fue construida después de la reunión que Karina mantuvo la semana pasada con Oscar Ojea, presidente de la Mesa Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA). El prelado fue invitado a la Casa Rosada días después del envío de cartas de saludo por la asunción presidencial, aunque la expectativa del clero era la habitual: que el flamante jefe del Estado recibiera a toda la conducción episcopal antes de Navidad, tal como lo hicieron sus antecesores.

No sucedió. Ante las consultas de este diario, en la CEA le bajaron el tono a esa ausencia. «No hay ningún desconcierto, cuando todos los integrantes de la Mesa Ejecutiva estén en Buenos Aires puede darse la reunión. El presidente no pudo recibirlos antes de Navidad porque hubo una sola posibilidad y no pudieron encontrarse, aunque intercambiaron saludos antes de nochebuena», remarcó una alta fuente eclesiástica. La misma voz consultada por Tiempo negó que Ojea le haya sugerido a su interlocutora que inviten al Papa a Buenos Aires.

Cerca de Ojea niegan en forma tajante cualquier injerencia en las decisiones de Milei para invitar a Bergoglio. Sin embargo, dentro del clero algunos de sus colegas confiesan que Ojea es uno de los obispos que le recomienda viajar a Francisco a Buenos Aires. Otros le dicen que no lo haga en este momento y mucho menos con Milei en el poder. Esa lectura se la adjudican en Buenos Aires al exarzobispo de La Plata, Víctor Manuel Fernández, uno de los teólogos preferidos de Bergoglio que ahora fue promovido al frente del poderoso Dicasterio para la Doctrina de la Fe del Vaticano, el organismo más conocido como «Santo Oficio».

Entre las desmentidas del clero y los gestos hacia Roma que teje la secretaria General de la Presidencia, retumba la ausencia de Mondino en un tema que corresponde a su área. En el mes que lleva como Canciller todavía no pudo designar al secretario de Culto y tampoco al nuevo embajador ante el Vaticano. El envío por los medios de la carta de invitación a Bergoglio dejó en evidencia la ausencia del cuerpo diplomático para cumplir con las formalidades que la Secretaría de Estado de la Santa Sede recomienda, especialmente para evitar la imagen de un Bergoglio empujado a visitar la Argentina cuando todavía no lo tiene definido.

Por ahora el vínculo de la relación del Gobierno con el Vaticano pasa por el presidente y su hermana. Recién este viernes Mondino se mostró con el nuncio para llenar uno de los huecos que había dejado la publicación por Twitter de la invitación al Papa. En el clero local consideran la foto de la canciller con el nuncio como otro desacierto. Sostienen que Bergoglio sólo tiene al nuncio para cuestiones formales y no es uno de sus interlocutores de confianza sino todo lo contrario.

«Era mejor contar con un embajador en funciones allá que le entregara la invitación a la Secretaría de Estado, pero ese cargo sigue vacante», lamentó uno de los observadores con sotana consultados. Se refiere a la embajadora María Fernanda Silva, que duró pocas horas en la delegación diplomática porque Milei y Mondino se apuraron en removerla, un dato que tampoco le pasó inadvertido al pontífice jesuita.

Sin embajador ni secretario de Culto, Mondino quedó eclipsada por los movimientos de Milei. La canciller no está sola. Desde que asumió pidió ayuda para afrontar el escenario y, entre otros, recibió la colaboración de Adalberto Rodríguez Giavarini, excanciller de Fernando de la Rúa y extitular del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). A diferencia de la mesa que asesora a la canciller, Rodriguez Giavarini tiene un añejo vínculo personal con Bergoglio que detesta ventilar porque sabe que eso le molesta al jesuita. El exministro fue nominado para ocupar la Secretaría de Culto pero declinó el ofrecimiento.

Para la Santa Sede también resuenan otros nombres que en la CEA descartan, pero que no han perdido vigencia. Uno es el exembajador de Macri en Estados Unidos, Fernando Oris de Roa. Otros mencionan al empresario Jorge O’Reilly, vinculado al Opus Dei y al lefebrevismo, el sector preconciliar de la Iglesia que se opuso al nombramiento de Bergoglio como Papa.

El nombre del dueño de EIDICO también siembra dudas sobre la eficacia del nombramiento, porque Bergoglio sabe que fue uno de los que trabajaron activamente para sacarlo del arzobispado porteño y promoverlo a algún cargo del Vaticano. Fue asesor ad honorem de Sergio Massa cuando el tigrense se desempeñó como jefe de Gabinete de Cristina Fernández de Kirchner y quienes acompañaron a Bergoglio en el arzobispado porteño recuerdan que O’Reilly es una de las razones que llevaron al Papa a distanciarse de Massa.

Dentro de la Casa Rosada también sonó otro nombre para ponerse el traje de embajador. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, promovió al exdiputado neuquino Francisco Sánchez. Cuando fue legislador en 2022 pidió la pena de muerte para CFK y es reconocido por impulsar la instalación de bolsas mortuorias frente a Balcarce 50. «Le conviene políticamente a ella y por eso lo impulsó», contó una fuente oficial.

En distintas latitudes del oficialismo prima la lectura de que el presidente busca bajarle el tono a las agresiones que lanzó durante la campaña contra Bergoglio y remarcan que ya le pidió disculpas. Sin embargo, más allá de los empeños, «la relación con la Iglesia no le interesa. No la denosta, ni lo hará, pero realmente no le interesa», retrató un conocedor de la agenda religiosa del presidente, ahora empeñado en concretar un viaje que comience en Israel, por Jerusalém y Tel Aviv y siga en Roma el 11 de febrero para participar de la canonización.

Algunas fuentes porteñas dan por confirmada una audiencia, pero ante las consultas de este medio los voceros detallaron que no hay información al respecto y que todo podría quedar reducido a un saludo en el corralito que se instala para los asistentes que viajen a participar de la ceremonia. Mientras tanto, según informó este sábado el portal del diario La Nación, el Sumo Pontífice recibirá este lunes al expresidente Alberto Fernández.

La foto del viernes de Mondino con el nuncio buscó clausurar la sumatoria de desaciertos diplomáticos para invitar a Bergoglio a su tierra. La respuesta de la Secretaría de Estado buscó ordenar los yerros y se concentró en un tema que también estaba en la mesa del presidente y su hermana. Milei pensaba invitar al Papa a la Argentina para que participe de la canonización de la beata santiagueña María Antonia de San José, conocida como Mama Antula. La ceremonia está prevista para el 11 de febrero y la idea de la Rosada era invitar al Papa.

Después de la publicación de la carta que Bergoglio no había leído, la respuesta de la Santa Sede fue frenar el ímpetu presidencial. En vez de que viaje el Papa, la Secretaría de Estado invitó a Milei a Roma para que participe de la canonización. Todo fue tan desordenado que, cuando se conoció la noticia, el vocero presidencial Manuel Adorni tuvo que relativizar y poner todo en potencial para evitar una corrección pública del Vaticano.

El tema de fondo con Roma es destrabar una visita de Bergoglio a la Argentina. Las señales que vienen de allá no alimentan el fervor que promueve el presidente para salir del atolladero que él mismo construyó, a partir de las durísimas acusaciones que lanzó contra el cura jesuita. En Roma saben que Milei tiene una adscripción religiosa vinculada al lefebvrismo, sostenida por la vicepresidenta Victoria Villarruel, de intensa militancia en el sector más conservador del catolicismo.

Como muestra de su fe, convocó al vicario castrense Santiago Olivera para que bendiga su despacho del primer piso del Senado y, en otra oportunidad, durante la misma semana, también la visitó el flamante arzobispo porteño José Ignacio García Cuerva. «Él es pastor de todos y también de los lefebvristas», lo justificó un sacerdote que lo conoce y está al tanto de la reunión con Villarruel, aunque ambos decidieron no publicar la foto del encuentro.

¿Mondino cumplirá con la trayectoria de su espejo? ¿Seguirá el camino de Cavallo? Sus exégetas dicen que cuando llegue el momento del segundo gabinete de Milei reemplazará a Luis «Toto» Caputo. «Es muy amable, pero demasiado soberbia para reconocer sus errores», lamentan en un despacho donde no ocultan dos preocupaciones. Fue el propio Milei el que dio la orden de sacar a Argentina de los BRICS y Mondino no habría podido frenarlo. Una mácula amarga para el vínculo que tiene que administrar con China.

El viernes, poco antes de ver al nuncio, Mondino recibió al embajador de China Wang Wei. Fue otra parte del plan de reducción de daños, después de haber recibido a la representante comercial de Taiwán Florencia Hsieh. En la Cancillería niegan que hubo un encuentro el pasado 26 de diciembre, pero otras fuentes diplomáticas lo dan por hecho y aseguran que fue un desafío innecesario ante la histórica política de «una sola China» que impulsa Beijing y que Argentina respetó hasta ahora.

La nueva administración lo hizo en un momento de incremento de la tensión del gobierno de Xi Jinping con los secesionistas taiwaneses. Por impericia o una lectura puramente ideológica, los gestos de Mondino con Taiwán transformaron la necesidad de renovar el swap en yuanes que firmó la Argentina en un camino de espinas. Economía planeaba destrabar la ampliación del uso de 6500 millones de dólares del swap, es decir, activar un tercio de los 19.000 firmados, pero las versiones sobre los gestos con Taiwán enfriaron la relación a un punto incierto. «