Periodismo precarizado: una profunda reforma laboral se abre paso de la mano de la asfixia salarial

El poder adquisitivo cayó un 72% en ocho años. El 76% de los trabajadores cobra salarios debajo de la pobreza. Crece el pluriempleo por fuera de los convenios y estatutos específicos.

Periodismo precarizado: una profunda reforma laboral se abre paso de la mano de la asfixia salarial

La actividad periodística en diarios, revistas y portales (la llamada prensa escrita) en la Ciudad de Buenos Aires está regulada por el Convenio Colectivo de Trabajo 301, de 1975, y especialmente por el Estatuto del Periodista Profesional, que rige a nivel nacional desde el 18 de diciembre de 1946.

El Estatuto dispone de una serie de instrumentos que apuntan especialmente a velar por la libertad de expresión de los periodistas y el derecho a la información de la población. Es por eso que, por ejemplo, establece una indemnización especial por despido con el propósito de dificultar las cesantías y dar respaldo al trabajador en su tarea periodística frente a las presiones que pudiera sufrir de su patronal. Las empresas deben abonar seis salarios adicionales a los que dispone la Ley de Contratos del Trabajo.

Por su lado, el convenio 301/75 establece una jornada reducida de seis horas con el propósito de garantizar horas de descanso y sobre la base de considerar que el trabajador necesita utilizar horas fuera de su lugar de trabajo para informarse, consultar fuentes y otros quehaceres propios de la profesión. El convenio establece taxativamente cuáles son las obligaciones y alcances de cada categoría profesional y pone un límite legal a la multitarea.

Reforma subterránea

Si bien es cierto que muchos de los derechos conquistados son y han sido vulnerados por las empresas en los lugares de trabajo, como por ejemplo los pagos adicionales por uso de idiomas que no se reconocen en casi ninguna empresa, lo cierto es que de un tiempo a esta parte avanza silenciosamente una reforma laboral por la vía de los hechos de la mano de la asfixia salarial que sufren los trabajadores.

En medios como Clarín e Infobae, las patronales han impuesto jornadas legales de siete y ocho horas abonando las horas extras correspondientes que se han abaratado sensiblemente. Lo mismo ocurrió con la indemnización especial, que se ha pulverizado como resultado del deterioro salarial.

Pero el impacto de la caída del salario sobre la vigencia de los convenios se registra especialmente por fuera de la relación laboral principal de los trabajadores de prensa. Desde abril de 2016 al mismo mes de 2024, el poder adquisitivo de la categoría testigo -redactor- resignó un 72% de su poder adquisitivo con relación a la Canasta Básica Total (CBT), que es el umbral para medir la pobreza.

En abril de este año el salario neto de esa categoría no llegaba a los $ 270 mil mientras que, ocho años atrás, representaba el equivalente a $ 960 mil. En aquel entonces, ese haber representaba un monto un 16% superior a la CBT mientras que ahora se ubica un 28% debajo de la canasta básica alimentaria, que mide el nivel de la indigencia y para ese mes superaba los $370 mil.

En apenas ocho años, los trabajadores de prensa pasaron a percibir haberes que no alcanzan para que una familia integrada por dos adultos y dos menores acceda a los alimentos necesarios para eludir una situación de desnutrición.

Foto: somostelam.com.ar

Sobreviviendo

Para superar esa situación, los trabajadores de prensa se han visto obligados a desdoblarse en múltiples trabajos. Es normal escuchar a los periodistas acreditados en Casa Rosada, a la hora de presentarse en la conferencia de prensa del vocero Manuel Adorni, mencionar hasta cuatro medios para los que trabajan. Lo mismo se refleja en sus perfiles de X (ex Twitter): resulta raro encontrar un periodista que mencione un solo medio.

La encuesta que difundió el SiPreBA el viernes da cuenta de esa realidad. El 52% de los periodistas tiene dos o más trabajos remunerados para poder completar ingresos mientras que casi la mitad de ellos declaró tener tres y más fuentes de trabajo. Apenas el 6,5% de los trabajadores de prensa dijo que su salario principal le alcanza para vivir.

Monotributo y precarización

Ese pluriempleo se traduce en jornadas extenuantes con periodistas que se desdoblan en columnas radiales, salidas televisivas y en artículos en diarios, revistas y portales. Para eso, claro, facturan sus mal llamadas “colaboraciones” bajo la forma legal del monotributo que, por definición, eluden tanto el convenio como el estatuto.

Así, gran parte de los ingresos no gozan de estabilidad y su actualización resulta la más de las veces de una negociación individual. Según la encuesta del SiPreBA, el 70% de los trabajadores freelance trabaja para “dos o más medios” mientras que el 74% reconoce tener ingresos por fuera del gremio.

El escenario promete agravarse en tanto la política del gobierno amenaza miles de puestos de trabajo en los medios públicos y un mayor ajuste en los medios comerciales y autogestivos por el recorte drástico de la pauta oficial. La pérdida de puestos de trabajo (con indemnizaciones devaluadas por la caída del salario) presionará sobre el salario de los trabajadores registrados. Según el mismo relevamiento, el 76% de los trabajadores reconoció cobrar en su principal salario un haber por debajo de la línea de pobreza cuando, un año atrás, esa situación afectaba al 45% de los encuestados.

Este escenario de precarización afecta sensiblemente la calidad del trabajo periodístico, la profundidad de las investigaciones y, por lo tanto, el derecho al acceso a la información de la ciudadanía. El poder político y económico, a su vez, se beneficia con el deterioro en las condiciones de trabajo de la profesión en la medida en que reduce su exposición al escrutinio crítico que el propio periodismo, por su naturaleza, ejerce sobre él. «

La realidad de las provincias es más oscura

La encuesta elaborada por el SiPreBA refleja la situación de los trabajadores de prensa en el AMBA.

Pero la precarización y el deterioro salarial también alcanzan a las provincias, donde incluso se profundizan por la acción de los mismos grupos económicos que actúan en la Ciudad de Buenos Aires, aunque sus trabajadores de prensa escrita estén encuadrados en otro convenio colectivo (578/08).

Carla Gaudensi, secretaria General de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPren), confirmó a Tiempo que «la situación que representa la encuesta del SiPreBA se agrava en las distintas provincias. En CABA, donde los medios son los más concentrados, tres de cada cuatro trabajadores están bajo la linea de pobreza, en el resto del país, el porcentaje es aún peor. Igual peleamos por el salario». La dirigente denunció que «enfrentamos un ataque sistemático contra los trabajadores de prensa que se expresa en el intento de cierre de medios y despidos con Procedimientos Preventivos de Crisis, como ocurrió con los medios El Tribuno, de Salta, y en Época, El Litoral y El Libertador, de la provincia de Corrientes.