Un Maracanzo entre los palos de la policía brasileña y el «ole» del final, pero con Scaloni pensando en renunciar

El campeón del mundo ganó con un golazo de cabeza de Nicolás Otamendi y se consolidó en el primer puesto de las Eliminatorias 2026. El partido comenzó media hora más tarde por una feroz represión a los hinchas argentinos, pero el entrenador sorprendió tras el triunfo: "Necesito pensar qué voy a hacer".

Un Maracanzo entre los palos de la policía brasileña y el «ole» del final, pero con Scaloni pensando en renunciar

Aunque a la hora de las cosas importantes el fútbol suena tan a efecto placebo, tan a poca cosa, la selección une como nada, incluso -para repetir palabras de las últimas horas- a los orcos y a los argentinos de bien. Con un gol imperial de Nicolás Otamendi, reciclado en un salto a lo Daniel Passarella de fines de los 70 o comienzos de los 80, el equipo de Lionel Scaloni -¿en su última función?- ganó uno de esos partidos que quedarán en la historia: por el rival (Brasil), por el escenario (el Maracaná), por lo simbólico (allí, en la Copa América 2021, nació el mejor ciclo de la historia de la selección) y, también, casi al mismo nivel del resultado, por la violencia previa al partido. Pero además, como si faltara algo, por la conferencia de prensa posterior de un técnico que dejó en duda su continuidad.

La policía carioca, que responde a un gobernador bolsonarista -aunque ya en cualquier geografía brasileña el tema parece igual de grave-, reprimió a los hinchas argentinos al comienzo de la noche. Lo hizo como siempre pero a la vez como nunca. Los campeones del mundo parecieron jugar para vengarse de esa ferocidad contra sus compatriotas y terminaron el martes de cara a esa misma tribuna pero en una postal totalmente inversa, cantando «Brasil decime que se siente» y «un minuto de silencio para Brasil que está muerto».

La historia se retroalimenta: Brasil, que quedó sexto en las Eliminatorias, nunca había perdido en el Maracaná un partido clasificatorio para el Mundial -en más de 50 presentaciones-. Y de yapa, Argentina, que mantuvo el primer puesto en el camino al Mundial 2026, se puso arriba en el historial del gran clásico sudamericano, con 40 triunfos contra 39 derrotas y 26 empates.

Pero como si las alegrías no pudieran durar mucho en Argentina, Lionel Scaloni sorprendió ya en los primeros minutos del miércoles al anunciar, en conferencia de prensa, en que piensa renunciar.

«Ahora toca una cosa imporante que quería decir, y es parar la pelota, ponerme a pensar. En este tiempo, estos jugadores me han dado un montón y necesito pensar mucho que voy a hacer. No es un adiós ni otra cosa pero necesito pensar porque la vara está muy alta y está complicado seguir y está complicado seguir ganando, y estos chicos lo ponen difícil. Se lo diré al presidente y a los jugadores después. Esta seleccción necesita un entrenador que tenga todas las energías posibles».

Aunque Scaloni no lo dijo, su relación con Claudio Chiqui Tapia tuvo varios cortocircuitos, en especial antes del Mundial 2022. La renovación del contrato, ya como campeón del mundo, tardó mas de lo esperado por el presidente de la AFA. El misterio es mayor porque el técnico no habló del tema con los jugadores ni con los dirigentes en el vestuario de Río de Janeiro, sino que eligió hacerlo con la prensa, cuando es sabido que suele ser muy medido en sus declaraciones públicas. ¿Por qué ensayó este reclamo público? ¿Por una cuestión económica? ¿O de formas de trabajo? ¿O realmente es un tema de energía, tal como le pasó a Marcelo Bielsa en 2004?

«Nosotros queremos que siga para siempre», dijo Alexis Mac Allister tras el partido. «Intentaremos hablar con él y ver que es lo que pasa. No tengo dudas de que la decisión será de él, pero nosotros intentaremos todo para que siga«, agregó el héroe de la noche, Otamendi, aunque ambos sin poder disimular el impacto por una noticia fuera de los planes.

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