Virtudes y vicisitudes de la desinflación

La desescalada genera competitividad, pero agrava el impacto de la subida de tipos de interés

Virtudes y vicisitudes de la desinflación
Mercado de abastos de Cádiz.

El descenso de la inflación por debajo del umbral del 2% —España siendo, junto con Bélgica, el primer país de la zona euro que lo consigue en lo que va de año— es una buena noticia para el bolsillo de los consumidores y fortalece la posición competitiva en relación a nuestros principales socios comunitarios. Sin embargo, la divergencia entre países en el ritmo de desescalada de los precios también pone de manifiesto la dificultad para el Banco Central Europeo (BCE) en su tarea de encontrar una senda monetaria adaptada a todas las situaciones: el tipo de interés podría acabar siendo demasiado alto para nuestra economía, que ya ha alcanzado el objetivo de inflación, y laxo para otras, todavía sometidas a fuertes presiones.

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IPC

La moderación de los precios energéticos y de otros suministros se ha trasladado al IPC en todas las economías europeas. La inflación ha dejado atrás el doble dígito (salvo en Eslovaquia). Sin embargo, descontando los componentes más volátiles, los precios siguen incrementándose significativamente por encima del objetivo del 2% en la mayoría de los países. Además, persisten importantes contrastes entre la moderación relativa de los precios en el sur de Europa (en especial, España, Chipre, Grecia y Portugal) y la persistencia de fuertes presiones en Europa Central (Alemania, Austria, Italia, Países Bajos y repúblicas bálticas).