Cómo fue la caótica separación de Virginia, la jugadora que todos miran ahora en Gran Hermano

Si bien al principio no apostaban mucho por ella y tras su ingreso a la casa especulaba con que pronto quedaría eliminada del juego, con el correr de las semanas Virginia Demo fue conquistando a sus compañeros, adquiriendo popularidad y pisando fuerte rumbo a la gran final.

Sensible, madura y con experiencia, la standapera supo poner límites, manifestar sus emociones, enfrentarse a sus pares cuando lo creyó necesario y declararle sus sentimientos a Manzana en medio de la cena de nominados. Pero… ¿quién es realmente y que se esconde detrás de la mujer oriunda de La Plata?

En una entrevista exclusiva con Clarín, sus hijas Delfina y Mercedes dieron detalles de la vida privada de su madre y recordaron el pasado de lucha y superación que la concursante de Gran Hermano tuvo que afrontar en una búsqueda personal a fin de superarse y concretar sus sueños.

"Es muy laburadora. Trabajaba en la administración pública y también en un privado, desde las 8 de la mañana hasta las 8 de la noche, todo el día", comenzaron las chicas que luego agregaron: “Estudió un año y pico, hizo un curso, hasta que se subió a un escenario y ahí no se bajó nunca más”.

LA HISTORIA DETRAS DE VIRGINIA DE GRAN HERMANO

“Laburaba todo el día en La Plata y dos o tres noches a la semana se venía para Capital a hacer funciones”, profundizó Mercedes quien luego destacó que ese hobby se volvió una profesión, por lo que se vio obligada a dejar uno de sus trabajos.

“La infancia de mamá fue complicada a nivel económico. Mi abuela hacía lo que podía para mantenerla a ella y a mi hermana. Mi abuelo estaba presente pero en la parte económica se desligaba. Así que mi mamá trabaja desde muy chica”, revelaron.

Asimismo, las hijas de Virginia profundizaron: “Mi abuela trataba de darlo todo aunque se mandaba bastantes cagadas y fue difícil. Por eso ella siempre trabajó un montón y a nosotras siempre nos dió todo. Mis padres se separaron cuando nosotras teníamos 4 y 6 años, pero se llevan muy bien”.

“Nosotras nunca sentimos el duelo de la separación, nunca los escuchamos pelear ni los escuchamos hablar mal del otro. Ella salía un montón, tenía muchos grupos de amigos y todo el tiempo estaba callejeando. Siempre hizo lo que quiso y no le importó mucho lo que le decían”, amplió Delfina.

"Como mamá ella priorizó un poco el que trabajemos y hagamos los que nos gusta, porque ella siempre tuvo que dejar las cosas que le gustaban y trabajar en algo que no la hacía feliz”, cerró Delfina.