El ahorrador voluble. El que no quiere distraerse con las finanzas

Hay cuatro tipos de ahorradores. El que ocupa este capítulo es el que se caracteriza por la falta de planificación. No se plantea invertir, porque considera que requiere una gran disciplina. Para él están las opciones que permiten sacar partido al dinero sin dedicarle tiempo ni esfuerzo, algunas tan curiosas como ahorrar automáticamente cuando llueve

El ahorrador voluble. El que no quiere distraerse con las finanzas

El ahorrador voluble disfruta del presente. El celebrado y perseguido tópico del carpe diem —literalmente aprovecha el día— encaja a la perfección con este perfil: vive el momento sin pensar en exceso en el futuro. Y así también administra su capital. Su forma de ahorrar, en consecuencia, es irregular y poco constante. Solo se lo toma en serio, comenta Laura Núñez-Letamendia, profesora de Finanzas de IE University y directora del Observatorio del Ahorro Familiar, cuando le apremia la necesidad ante algún imprevisto. “Pese al descontrol, si se encuentra en un aprieto, es capaz de reservar cierto dinero”, señala.

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Bienvenido al 'Rincón del ahorrador'

El 40% de los españoles asegura que consigue ahorrar. Pero no todos lo hacen de la misma manera. Ahorrar también es un acto íntimo que está ligado a las emociones y la personalidad de cada individuo. Así, hay quien por su forma de ser no logra llevar unas finanzas ordenadas y, por tanto, tiene dificultades para guardar capital; o quien, por el contrario, es tan disciplinado que consigue reservar para su hucha la partida deseada, pese a los vaivenes de la vida.

Con estos factores y de la mano de los expertos, identificamos patrones en la forma de ahorrar que dibujen perfiles arquetípicos. En el Rincón del ahorrador presentamos los cuatro más comunes y su relación con la inversión.

El férreo que consigue guardar dinero con disciplina marcial, pero recela de los productos de inversión; el tímido, que a duras penas reúne capital, pese a su empeño y teme perderlo todo si lo invierte; el voluble, incapaz de llevar unas finanzas ordenadas, y el optimista, que ahorra sin mucho esfuerzo y está deseoso de lanzarse a conquistar los mercados, pero quiere hacerlo bien asesorado.