En Mercedes operaron despierto a un adolescente para extirparle un tumor cerebral

El joven de 15 años se convirtió en el primer paciente pediátrico de la provincia de Buenos Aires en someterse al complejo procedimiento que incluyó la apertura del cráneo y el testeo en quirófano de funciones como el lenguaje, la compresión y la visión. La importancia psicológica que soporte la cirugía.

En Mercedes operaron despierto a un adolescente para extirparle un tumor cerebral

Que te operen despierto o despierta para que te extraigan un tumor del cerebro. Eso que parece imposible le sucedió a un adolescente de 15 años en el hospital público provincial “Blas Dubarry”, de la localidad bonaerense de Mercedes.

No es tampoco para cualquiera: como es preciso despertarlo para ir testeándolo, y dialogar con la persona en ese momento para saber cómo se va sintiendo, y que la intervención no perjudique funciones neurológicas, se necesita que el paciente demuestre estar apto en estudios psicológicos previos. Más aún siendo un menor.

El complejo procedimiento, que incluye la apertura del cráneo y el testeo en quirófano de funciones como el lenguaje, la compresión y la visión, se realizó con éxito este lunes en Mercedes. El Ministerio de Salud bonaerense informó ¿que el joven de Roque Pérez se convirtió así en el primer paciente pediátrico de la provincia de Buenos Aires en someterse al complejo procedimiento que incluyó la apertura del cráneo y el testeo en quirófano de funciones como el lenguaje, la compresión y la visión.

“El procedimiento es complejo y requiere de una evaluación psicológica previa y una preparación del o la paciente que consiste en que conozca a todos los miembros del equipo y el paso a paso de la cirugía”, explicó el neurocirujano Juan Marelli, a cargo de la intervención.

Y añadió: “la persona no tiene que ser muy ansiosa y debe estar mentalmente preparado para afrontar esta operación”.

Hemisferio

El adolescente había sido diagnosticado con un tumor en el hemisferio izquierdo del cerebro. Ante esa situación primero se le realizó una craneotomía, con anestesia completa, y luego se lo despertó para continuar con el procedimiento.

“Nosotros necesitamos verificar que la resección del tumor no va a perjudicar ninguna de las funciones del hemisferio izquierdo del cerebro y, para eso, precisamos estimular con electrodos (pequeñas descargas eléctricas) toda la zona de resección y estar en diálogo con la persona para monitorear las funciones cerebrales”, detalló Marelli.

Durante la segunda parte de la intervención se necesitaba de la interacción con el muchacho: se le consultó al paciente si sentía dolor y realizaron un monitoreo intraoperatorio del lenguaje, que incluye el habla y la comprensión; y también la visión y la sensibilidad.

Fue el momento de una serie de preguntas y test psicológicos: ¿conteo numérico, que responda los días de la semana, los meses y otras preguntas clave similares. Luego se efectuó la resección del tumor sin riesgo de secuelas.

“Afortunadamente salió todo muy bien, reseccionamos todo el tumor y ayudó mucho que el paciente sea un chico muy tranquilo, que se preparó mucho y se mantuvo sereno durante toda la cirugía”, completó el neurocirujano que trabajó junto a ocho profesionales en un equipo interdisciplinario: los médicos Walter Crema, Guido Antonelli, Mariano Teyssadier, Julia Lembo, el especialista en neurofisiología, Darío Savini, la anestesióloga Marina Siri, la instrumentadora Rebeca Scorzo y la licenciada en Enfermería Pamela Granussi.