Las 20 horas que el plantel de Rosario Central estuvo preso por cantar la Marcha Peronista

En 1956, cuando la dictadura proscribió al Justicialismo y dictó la ilegalidad de sus ideas y símbolos, los jugadores del club rosarino fueron detenidos en una gira por Mendoza por haber entonado "Los Muchachos Peronistas".

Las 20 horas que el plantel de Rosario Central estuvo preso por cantar la Marcha Peronista

El deporte y la política nunca van separados, incluso en las peores etapas del país. Tras el golpe de Estado que derrocó a Juan Domingo Perón en septiembre de 1955, la dictadura -primero liderada por Eduardo Lonardi y luego por Pedro Aramburu, ambos presidentes de facto- profundizó la persecución política e ideológica. El 5 de marzo de 1956, la autoproclamada Revolución Libertadora prohibió “los elementos de afirmación ideológica o de propaganda peronista”, una medida que llegaría al fútbol: el plantel de Rosario Central pasaría una noche en la cárcel.

En su preparación para el torneo de Primera División 1956, que comenzaría el 15 de abril, el equipo rosarino organizó una gira de pretemporada por Mendoza y San Juan durante la primera semana de marzo. El primer encuentro, ante un combinado de dos equipos mendocinos, Gimnasia (actualmente en la Primera Nacional) y Boca de Bermejo, se jugó el 1 de marzo, o sea cuatro días antes de la prohibición de la afirmación ideológica y de los elementos referidos al peronismo. Central ganó 2 a 0 con tantos de un flamante refuerzo, el “Gitano” Miguel Antonio Juárez, quien se convertiría en un histórico del club.

Una vez terminado el encuentro, los jugadores rosarinos fueron homenajeados en una cena en el club Vialidad Provincial de Venegas, en el Gran Mendoza. Luego del asado, cerca de las 2 de la mañana, el plantel se retiró para volver en micro hasta su hotel en Mendoza capital. Fue en ese momento en el que se escuchó a los jugadores entonar la Marcha Peronista, obra de Hugo del Carril y grabada en 1949, que sería prohibida por la dictadura de Aramburu cuatro días después de la cena de homenaje.

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Los diarios de la época remarcaron el carácter “provocativo” del canto, que resultó ofensivo para algunos integrantes de Vialidad, quienes les llamaron la atención, lo que derivó en una catarata de insultos por parte de los rosarinos. El relato periodístico, según el diario Rosario del domingo 4 de marzo de 1956, reconstruye que, al llegar al hotel, la policía mendocina esperaba a los jugadores de Central y los detuvo y trasladó a la comisaría 7 de Godoy Cruz, espacio que durante la última dictadura militar se convertiría en un centro clandestino de detención para el secuestro y la tortura.

La comitiva rosarina, de 28 miembros, pasó 20 horas detenida por cantar «la marchita», tres días antes de la publicación del Decreto 4161.

Germán Alarcón, especialista en la historia de Central, le dijo a Tiempo: “Una vez detenida la delegación de Central, dirigentes de clubes mendocinos realizaron gestiones para que los pusieran en libertad pero la burocracia policial hizo retrasar la salida, que se dio recién a las 21 de ese día”. Entre las gestiones de la dirigencia, hubo pago de multas para que pudieran recobrar la libertad.

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Aunque Alarcón asegura que “no había una vinculación directa y oficial entre el peronismo y Central”, sí remarca un par de antecedentes que podrían haber actuado como nexo: un crédito otorgado en 1948 y la gestión de Eva Perón en 1951 para destrabar en la Municipalidad de Rosario la permuta del terreno en el que Central tendría su estadio. “El asunto estaba bloqueado en el Concejo Deliberante hasta que Eva se comunicó con el gobernador de Santa Fe para que hable con los concejales. A los tres días estaba solucionado”, dice el historiador del club.

Aquel plantel de Central de 1956 estaba conformado por varios jugadores que provenían de los barrios más humildes de la ciudad, en el que el peronismo había penetrado profundamente. Además, dado que eran semiprofesionales, algunos de ellos se desempeñaban también como trabajadores del Ferrocarril Mitre. Federico Flynn, presidente del club, era además jefe de la oficina del personal del tren, por lo que muchas veces -según Alarcón- “cuando los jugadores pedían algún aumento del sueldo, Flynn los hacía firmar un papel en blanco y ese jugador pasaba a formar parte del Ferrocarril”.

Pero sobre todo, “la hinchada de Central se caracterizaba porque la mayoría de los simpatizantes eran seguidores de Perón. Era común que en la cancha se cantara la Marcha Peronista. Viejos peronistas de Central contaron cómo aprendieron a armar bombas molotov debajo de aquellas tribunas”, subraya el historiador.

Después del arresto, el plantel siguió su viaje rumbo a San Juan, donde debía enfrentarse al día siguiente a Huracán de Angaco. Bajo el título «Central, frenado por la fatiga, sólo logró empatar en Angaco», el periódico Rosario reconstruyó un partido que comenzó con un triunfo 3-1 del canalla pero, por el cansancio de la noche en prisión, luego terminaría 3-3.

El viaje de pretemporada terminó en Córdoba con un cuadrangular junto a Newell’s, Belgrano y Talleres. La primera fecha estuvo signada por un triunfo canalla frente a Newell’s por 4 a 2. La noche del 9 de marzo se definiría el campeón, entre Belgrano y Central. Previo a la final, se disputaron el tercer puesto Newell’s y Talleres. En el interín de los partidos se dio otra situación que caracterizaría a la insólita gira del canalla: desaparecieron los bolsos que contenían los uniformes de Central. En un acto de desesperación, los dirigentes salieron en busca de una alternativa pero la única que encontraron fue utilizar la ropa del clásico rival, ofrecida por la comitiva leprosa. Los centralistas, vestidos de rojo y negro, fueron goleados 5-2 por Belgrano.

La gira terminó con una conferencia de prensa de la comisión directiva ya en Rosario, el 16 de marzo, en la que se negó lo ocurrido en Mendoza. El club elevó una carta a la AFA en la que se refirió a la Marcha Peronista como un malentendido ocasionado por «un individuo en estado de ebriedad». Cierra Alarcón: “La dirigencia se lavó las manos. Los que estaban en la gira trataron de congraciarse con el régimen». «