Milei y el sueño de Macri para el fútbol argentino

El candidato de La Libertad Avanza potencia "la oportunidad única de crear una ley para el management" de clubes con inversiones privadas. El líder de Juntos por el Cambio ya intentó llevar las instituciones como sociedades anónimas.

Milei y el sueño de Macri para el fútbol argentino

El candidato ultraderechista Javier Milei tiene entre sus manos un sueño recurrente de Mauricio Macri, llevar los clubes como sociedades anónimas. En el último mes, como no lo había hecho antes, Milei se metió con el fútbol argentino. El primer movimiento fue a partir de un artículo de Guillermo Tofoni, el empresario que a través de su empresa World Eleven tuvo hasta este año la organización de los amistosos de la Selección y que terminó en un litigio con la AFA. Tofoni planteó en una columna publicada por El Cronista que la dolarización propuesta por el líder de La Libertad Avanza será «la oportunidad única de crear una ley para el management» de clubes con inversiones privadas. Milei lo potenció con un tuit.

Arquero en las divisiones inferiores de Chacarita, Milei contó en distintas entrevistas que era hincha de Boca, con palco en la Bombonera y una estrella en el museo del club, pero que dejó de serlo cuando volvió Juan Román Riquelme. Sus relatos revelan una extraña fobia al regreso de jugadores campeones en Boca. «Era de Boca hasta que (Daniel) Daniel Angelici lo trajo a Riquelme para robar”, dijo en Radio Mitre. Lo calificó como “un acto de populismo”. También la ligó Fernando Gago: «Cuando lo repatriaron me hice anti». Milei, por supuesto, dejó claro que no quiere a Riquelme como dirigente. Otra coincidencia con Macri.

El que todavía es plateísta de Boca en La Libertad Avanza es el candidato a jefe de Gobierno, Ramiro Marra. En sus listas porteñas está Edgardo Alifraco, otro abonado a la Bombonera con pasado de dirigente, encargado del básquet en los tiempos de Angelici. Alifraco, presidente de la agrupación SuperBoca, tercer candidato a legislador porteño de la ultraderecha, apoya la candidatura de Andrés Ibarra, por ahora la pieza principal de Macri para las elecciones de diciembre. 

En sus revelaciones sobre las conversaciones que tiene con Macri, Milei insinuó que también hablan sobre Boca. El desprecio que vuelcan sobre Riquelme alimenta las especulaciones sobre una alianza futura para las elecciones de un club que fue colonizado durante 24 años por el PRO, lo que sólo la irrupción del ídolo en 2019 pudo frenar. 

Lo que se arme en adelante quizá dependa de lo que suceda en el país. Por ahora, las encuestas hablan de un amplio favoritismo a la continuidad de Riquelme, que ya alejado de Jorge Amor Ameal llevaría como cabeza de lista a Ricardo Rosica, actual secretario general de Boca, presidente de la Fundación Boca, y de fluidos vínculos con las peñas del interior. Esos sondeos se hicieron antes de que Boca llegara a la final de la Copa Libertadores. 

Boca fue la plataforma de Macri para su lanzamiento a la política. También para instalar su proyecto de un fútbol empresa. No pudo en esos tiempos y tampoco pudo cuando fue presidente de la Nación, resistido por los socios. Ni siquiera le sirvió haber intervenido la AFA como lo hizo gracias al guiño de Gianni Infantino con la llamada Comisión Normalizadora. Su oportunidad ahora no es Patricia Bullrich, a la que públicamente reivindica como su candidata, sino Milei. 

«Dolarización y fútbol: la tierra prometida», fue el título de la nota de Tofoni. “Impulsado por el Congreso -escribió- será una oportunidad única de crear una ley para el management de los Clubes con inversiones nacionales e internacionales, asignatura pendiente en el fútbol Argentino porque cuando se quiso hacer fue a medias tintas y sin dar las garantías económicas y jurídicas del caso, como Mandiyú de Corrientes y Blanquiceleste en Racing”. Ambos casos, habría que agregar, terminaron mal, con las empresas quebradas y los clubes en crisis. Ahora los espejitos de colores vienen en forma de dolarización. Para el país y para el fútbol.

En el mismo diario, semanas después, Juliana Santillana, sexta candidata a diputada de La Libertad Avanza, insistió en el mismo camino. “La inversión privada puede garantizar el éxito, a la hora de poner a una de nuestras industrias, al nivel de las grandes ligas nacionales”. La letra es de Tofoni, a quien ella reconoce como su asesor. «Soy el hombre de Milei en el fútbol», aseguró Tofoni en una charla con el programa Era por Abajo.

El empresario denunció este año a Tapia por haberle entregado la organización de los amistosos de la Selección frente a Panamá y Curazao a una empresa con sede en Miami. Tofoni dice que los derechos le correspondían. El juez Julián Ercolini sobreseyó a Tapia en primera instancia. En la AFA, que a su vez también denunció a Tofoni, ven estas apariciones como parte de esa disputa. 

Hay mucha atención a lo que pase en las elecciones. “Tienes que ser Presidente, Compañero!!!”, escribió acompañado por una foto de Massa en X, la ex Twitter, el poderoso secretario general, Pablo Toviggino, un hombre muy cercano al candidato de Unión por la Patria. “Chiqui” Tapia también jugó fuerte. “Hay un enorme desafío cuando te toque seguramente conducir este país”, le dijo a Massa durante el anuncio del partido que se jugará en la Argentina por el Mundial 2030. Massa, hincha influyente de Tigre, se mueve con comodidad en el fútbol. Ya le deseó a Boca el triunfo en la Copa Libertadores porque ese es el sueño de su amigo Riquelme.  

En La Libertad Avanza aclaran que los movimientos y declaraciones sobre lo que se haría con el fútbol son emprendimientos individuales. Ideas autónomas que no están en la agenda principal. La posición de clubes reconvertidos en sociedades anónimas, de todos modos, va en línea con la idea de que todo quede en manos del mercado. 

El fútbol argentino tiene una larga historia de defensa al modelo de asociaciones civiles. Una historia de resistencia. Quizá la más emblemática haya sido la de San Lorenzo contra ISL, que luego cayó en quiebra y que llegaba de la mano del entonces presidente, Fernando Miele. Eso fue en 2000. Muchos años antes, en la segunda mitad de la década del 80, un arquero se había fogueado en las inferiores del club de Boedo. Era Javier Milei.