Prohibido celebrar las liberaciones en Jerusalén, si son de presos palestinos

La policía israelí reprime las manifestaciones de alegría por el regreso a casa de los excarcelados en el canje por rehenes, con amenazas a sus familiares: ni fuegos artificiales, ni reparto de dulces, ni concentraciones

Prohibido celebrar las liberaciones en Jerusalén, si son de presos palestinos
Eyad Aawar (en el centro), rodeado por sus hijos Qassam y Nasrala, en su casa en el barrio de Silwán, en Jerusalén Este, este miércoles.

A la familia de la palestina Amani Hashim, la policía le confiscó hasta una bandeja de dulces, pero está tan feliz de haber podido llevar al colegio a sus hijos por primera vez en siete años que lo cuenta como una anécdota más. Es el tiempo que pasó entre rejas hasta el pasado 24 de noviembre, cuando un funcionario de prisiones abrió su celda y le dijo: “Te vas a casa, tienes cinco minutos para prepararte”. Como las autoridades penitenciarias israelíes han endurecido las condiciones de los presos a raíz del ataque del 7 de octubre —retirándoles, por ejemplo, los aparatos electrónicos y el tiempo de televisión—, no sabía que los informativos abrían ese día con una noticia que le tocaba de lleno: Israel y Hamás se disponían a intercambiar rehenes y presos en el marco de un alto el fuego que se acabó extendiendo una semana, hasta venirse abajo este viernes.

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Amani Hashim, en su casa en el barrio de Beit Hanina, en Jerusalén Este, este miércoles.Muro exterior de la casa de Eyad Aawar, en Jerusalén Este, que la familia tuvo que pintar de blanco.