Para el pueblo lo que es del pueblo

Por Osvaldo Mario Nemirovsci. El legislador rionegrino analizó lo ocurrido este fin de semana en Chaco y en Jujuy.

Para el pueblo lo que es del pueblo

El cronista muestra a un grupo de gente que corta una ruta y dice: – “Acá está el pueblo de Jujuy mostrando su enojo por…”

Cambias de canal y otro cronista afirma: – “Acá está el pueblo del Chaco, gritándole asesina a Mónica Acuña”.

En otra secuencia televisiva, un periodista entrevista a un manifestante en la Avda. 9 de Julio que comienza diciendo –“Acá estamos, esto es el pueblo, porque ya no aguantamos más…”

Y hay consignas que rezan “si este no es el pueblo, el pueblo donde está” y pueden ser cantadas por 30 personas tanto como por 20 mil, quitando calidad cuantitativa al sentido que le dan.

Y otros gritan “el pueblo unido, jamás será vencido”.

Y el 1 de mayo de 1974, la JP se retiró de Pza. de Mayo gritando “aserrín, aserrán, es el pueblo que se va”, mientras el general Perón desde el balcón le hablaba a otro pueblo, el que se quedaba.

Y por supuesto tenemos nuestro conocido enunciado “nos los representantes del pueblo de la Nación argentina…” 

En definitiva… ¿es tan laxo el sentido de la palabra pueblo como para poseer la suerte del comodín y usarse según quiera el que lo expresa?

¿Es pueblo un concepto encerrado en definiciones básicas de tipo geográfico, o meramente cultural?

¿Cómo solo definirlo desde “conjunto de personas que vive en una población, región o país determinado” o llamar pueblo a las comunidades con historias comunes, idiomas compartidos y cierta perspectiva común de futuro?

En verdad, la idea de pueblo entra a lo tumbos en la polisemia, ahí el laberinto de la política lo mece de un lado a otro y no surge con claridad su real significado.

Bastante aproxima Chantal Mouffe cuando le asigna al término una calidad sociológica que roza lo político y su coequiper Ernesto Laclau le da sentido antagónico, diciendo que “pueblo siempre es un sujeto político con historia, pero diferente de otros sujetos similares ya que es invariablemente opuesto al poder y su principal característica es que se opone a las clases dominantes”.

Originado en latín “populus” tenía la ambigüedad de poder definir tanto a la población de un lugar, como hablar de un pais que gozaba de independencia como también ser identidad para los miembros más humildes de la sociedad como clases bajas o pueblo llano.

Si lo apartamos de asertos formales y lo llevamos a la sociología podemos entenderlo como que pueblo suma condiciones comunes como tener afinidad cultural, lingüística, religiosa, alimentaria y hasta vestimentas similares. Exagerado como taxativa definición, pero existente como presunción.

En las Siete Partidas, el rey Alfonso X el Sabio, de Castilla cuenta, con mirada llamativamente democrática para sus tiempos (1252/1284) como en Babilonia y Troya “gente que sabía ordenar las cosas con razón y ponerle nombre correcto” no hacia distinción para llamar pueblo entre “gente menuda, menestrales y labradores, ni entre mayores, menores y medianos pues todos estos deben ayudarse unos a otros para poder vivir bien” y, por lo tanto, todos eran el pueblo.

Los griegos por el contario habían sido más excluyentes y en su categoría de pueblo no alojaban las mujeres ni los menores ni extranjeros/metecos ni esclavos.

En alguna teoría que sostiene parte del derecho constitucional, pueblo es el sujeto de la soberanía nacional que a su vez debe entenderse como soberanía popular.

Y poniendo algo de psicología algunos aventuran que cuando el pueblo asciende desde su inconciencia histórica a la conciencia histórica y desde la necesidad a la autodeterminación, ese pueblo puede constituir una Nación y a la vez dominar el Estado.

Claro que su nombre vistió también consignas terribles como “Ein Volk, ein Reich, ein Fuhrer – ¡Un pueblo, un imperio, un guía! coreada por millones de nazis alemanes, que también dotaron al sentido de pueblo con una teoría etnicista que abandona el viejo “deutsches Volk (gente alemana) y lo cambia por el “Volksdeutsche” palabra que conceptualiza la pureza racial aria más allá de la nacionalidad propia.

Y como si algo faltara tenemos al gran Baruch Spinoza que “promocionaba” la idea de “multitud” casi como sinónimo de pueblo y al no menos famoso Hobbes que mezcla pueblo y muchedumbre como ideas de sociedad.

Para suerte de otros, hoy en día Toni Negri abona a la confusión general y abraza con sentido spinociano, la idea de multitud como sostén de la soberanía popular.

Y para la religiosidad progresista, luego del Concilio Vaticano 2 y la Conferencia de Medellín/1968, pueblo es una categoría histórica y mítica que conlleva cierta fraternidad sin importar la estirpe y no se reduce a la suma de individuos o a poblaciones, sino que reconoce la similitud en una conciencia de orígenes y pasados históricos comunes y este ethos societario es el pueblo que posee un destino solidario compartido.

Eva Perón expresa que el pueblo “es una comunidad compuesta por hombres y mujeres que trabajan para cumplir con su función de vivir. Y para eso constituyen una unidad social, económica y política de fundamento ético- moral”.

Por su parte y con proverbial economía de conceptos, el general Perón dice que pueblo “son las masas cuando adquieren conciencia social”

Y más ahorrativo de palabras, ese sabio expresidente argentino pone en la Verdad 20 del ideario peronista que “En esta tierra, lo mejor que tenemos es el pueblo”.

En fin, tarea fatigosa encontrar el cascabel gatuno de la palabra “pueblo”, por eso es mejor utilizarla con cierta responsabilidad.