Uso (y abuso) de los alcanzapelotas, los brazos de un equipo que juegan desde afuera

Un juvenil de las inferiores de Ferro y una jugadora de River "participaron" en los goles de sus equipos con pocos días de diferencia. Pero su función no es sólo agilizar el juego: también pueden esconderle las pelotas al rival.

Uso (y abuso) de los alcanzapelotas, los brazos de un equipo que juegan desde afuera

Ferro pierde 1-0 ante Riestra. Lunes por la noche en Caballito, fecha 16 de la Primera Nacional. Cuando un defensor de Riestra despeja afuera, Joaquín Suárez -14 años, N° 10 de la Octava- le tira la pelota, veloz, a Hernán Grana, que saca el lateral que deriva en el 1-1. Grana, capitán de Ferro, se da vuelta y lo festeja con Joaquín, que se le sube encima, que llora. En el entretiempo, la platea lo ovaciona a Joaquín, que nació en Venado Tuerto, Santa Fe, y vive en la pensión de Ferro. Y, al final, Grana le regala su camiseta. El 31 de enero, en la novena fecha de la Liga, Delfina Lombardi -17 años, delantera de la Reserva de River- también había “participado” en un gol, el 1-0 del triunfo ante Unión de Nacho Fernández. Le alcanzó la pelota, rapidísima, a Nicolás de la Cruz, que sacó el lateral y agarró distraído y mal parado al rival en el inicio de la jugada. Era la primera vez de Delfina como alcanzapelotas en el Monumental. Aunque de la línea para afuera, los alcanzapelotas “asisten”, aletargan el juego y hasta pueden dar una mano en una definición.

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