La claudicación de los 200 miembros del clan Swarovski o cómo un cisne emerge entre cristales rotos

Las ventas de la compañía austriaca se recuperan lentamente con el nuevo equipo directivo, el primero ajeno a la familia fundadora, tras sufrir una de las peores crisis en sus 128 años de historia

La claudicación de los 200 miembros del clan Swarovski o cómo un cisne emerge entre cristales rotos

La técnica japonesa del kintsugi consiste en reparar platos de cerámica que se han roto, volviendo a pegar sus piezas con materiales que resaltan sus cicatrices. Los propietarios de Swarovski están tratando de hacer lo mismo con su empresa, después de haber superado una de las peores crisis que ha pasado esta compañía de productos hechos con cristal tallado fundada en 1895 en Wattens (Austria). La pandemia amplificó unos problemas que la multinacional del cisne de cristal llevaba años arrastrando: caída de ventas, una marca diluida en una estrategia de crecimiento por volumen, imposibilidad de competir con otras compañías del sector del lujo y conflictos en la familia propietaria. Tras emprender una política de recortes y una nueva estrategia, y después de cambios en la cúpula que apartaron a la familia de las posiciones de gestión, Swarovski recupera lentamente sus ventas. Quiere completar su kintsugi, pero a diferencia de la cerámica, el cristal se rompe en mil pedazos, y la reparación, costosa, supone un reto mayúsculo.

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