Patito Rodríguez: «Al juvenil argentino se le hace creer que el éxito futbolístico es ir al Real Madrid o al City»

A los 17 años, en Independiente, era llamado "el nuevo Kun Agüero". A los 22 fue compañero de Neymar en Santos. Quiso dejar de jugar. A los 33, renacido en Bolívar de Bolivia, da su visión crítica de la formación de los jugadores.

Patito Rodríguez: «Al juvenil argentino se le hace creer que el éxito futbolístico es ir al Real Madrid o al City»

En la canchita de la Iglesia Virgen de Fátima de Cochabamba, Bolivia, Patricio Rodríguez corre entre 8 y 12 kilómetros por día, solo con Cristian Díaz, su entrenador en Jorge Wilstermann. Vive con él. Full aeróbico para adaptarse a la altura. Es la pandemia de 2020. Serán 40 días así. Rodríguez había dicho “basta” tras haber jugado en el Moreirense de Portugal. Se había puesto a estudiar diseño gráfico. “No estaba con ánimo, con ganas. Pero volví por mi psicóloga, que la conocí en el Santos de Brasil. No había jugado la Libertadores y me llamó Cristian Díaz -relata Patito-. Era un desafío deportivo y un cambio de vida brusco. Hablé con la psicóloga para ver si realmente quería volver a jugar, por el compromiso que había que tener. La mecha de jugar se había apagado en gran parte por mi no compromiso. Trabajé con ella el tema motivacional, volver a las raíces, el porqué había empezado a jugar, dónde me encontraba”.

Entonces, lo dice así, fue “un renacer” de su carrera. En 2008, a los 17 años, era “el nuevo Kun Agüero”, su sucesor en Independiente, un juvenil de la selección argentina. A los 22 lo compró el Santos. Su compañero era Neymar. Pero ahí fue la primera vez que quiso dejar de jugar. Patricio Rodríguez -33 años, hoy en Bolívar, primero en el grupo C de la Copa Libertadores– no sólo renació como futbolista: administra su empresa importadora en Bolivia. Entre la cultura surf -después del fútbol volverá a vivir con su familia a Campeche, Florianópolis- y el rock -lleva un tatuaje de los Red Hot Chili Peppers-, el Patito dice que su estilo de vida lo separó mucho de la línea a seguir por un jugador: “Y me hizo pensar algo distinto”.

-¿Se prepara a un juvenil para aguantar etiquetas como “el nuevo Kun Agüero”?

-Había una necesidad de buscarle rápido un reemplazo al Kun. Me tocó a mí. Hoy, que soy más grande, no tengo dudas de que las condiciones las tenía para tener un rendimiento más regular. Ahora, arrastraba una situación desde inferiores: nunca había sido titular, y jugué seis meses en Sexta y de ahí me llamaron a la Sub 17 y a la pretemporada con Primera, cuando le hice un gol a Boca. Pasé de no jugar durante seis años a ser, en tres meses, el “nuevo Kun Agüero”. Ningún chico está preparado para ese cambio, o muy pocos, como el Kun. El fútbol carece de esa preparación, de ese acompañamiento desde lo psicológico para saber que vas a vivir situaciones que te pueden sacar el foco de entrenar, de dedicarte a jugar. Llegás a Primera a los 17 años, con todas las cámaras, y se te abren miles de posibilidades extrafutbolísticas. Es muy difícil no marearse. He tenido muchos compañeros con mejores condiciones a los que todo lo extrafutbolístico se los ha comido. El jugador, a esa edad, no está muy abierto a tener un guía. Crees que ya está, soy yo, tengo todo. Y muchas veces caés en el embudo, y dura poco. No sé de qué manera se logra, si con un trabajador social al lado, alguien sincero y transparente que le explique a una familia de clase media con lo que se puede encontrar en el futuro, de qué manera manejarla, ser prolijo con la situación financiera. Son áreas en las que no se prepara al futbolista. Y muchas carreras se desperdician, o se quedan en el camino.

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